El Tubo: un sueño con casi 20.000 espectadores

La sala teatral viedmense cumplió 23 años y lo festeja con nuevas comodidades para un público fiel que respaldó desde la primera obra.

El Tubo: un sueño con casi 20.000 espectadores

Hace 23 años comenzó el sueño. Esa especie de gran obrador de chapas que algún memorioso recuerda fue levantado allá por 1942 para guardar aberturas y material de construcción, seguramente para la ejecución de alguna obra. Pertenecía a Arquitectura de Nación. Y allí quedó en Belgrano al 747. En pleno centro frente a la manzana de Vialidad Nacional, a un paso del Ipross, del municipio y de la Casa de Gobierno.

Los años pasaron y esta estructura quedó oculta detrás de un gran árbol y rodeado de malezas. Como todo espacio oscuro y abandonado sirvió para lo que la imaginación pueda incluir.

Jorge García, uno de los impulsores del proyecto, recordó que la concejal Marta Bouchet los acompañó en la gestión para lograr la cesión y trasformarlo en un espacio teatral. En 1994 se firmó el primer acuerdo entre el grupo teatral Purogrupo y el Concejo Deliberante de Viedma presidido entonces por Nilo Fulvi.

La estructura en forma de “tubo” le dio el nombre al teatro que hoy es la sala -después del Centro Municipal de Cultura- con mayor capacidad de espectadores y acondicionada como tal. Cuenta además con un salón multiuso que cumple la función de camarines con varias cuchetas para alojar a los actores visitantes, una sala anexa, sanitarios también para discapacitados y desde este fin de semana con más de 80 butacas que fueron cedidas por los concesionarios del cine Gama de Viedma. Para ello fue necesario montar una estructura para darle el desnivel necesario hacia el escenario.

Con esta nueva adquisición atrás quedaron las viejas sillas de chapa con asientos redondos y pequeños, de respaldos que no había postura que aguantara con comodidad más de 10 minutos. Los sillones de plástico las fueron reemplazando y ahora servirán de refuerzo ante un público que exceda las más de 80 butacas. El domingo fueron inauguradas con una función de la obra “Días Eternos”, una excelente puesta

digna de disfrutar a cargo de los actores Sebastián Vázquez, Guillermo Riegelhaupt y Daniel Etcheverry.

Manos a la obra, la primera puesta

A pesar de las incomodidades en los primeros años -aberturas destruidas, un baño a 15 metros que fue utilizado durante seis años, vidrios inexistentes, siete años sin agua, otros tantos sin electricidad ni gas, trozos de nylon que intentaban sujetar el viento que no pedía permiso en los huecos sin vidrios- subieron a escena en estos 23 años, 89 grupos teatrales no sólo del país sino de México y Colombia. Fueron 220 las obras teatrales que sumaron 19.200 espectadores.

Sólo el elenco de Purogrupo representó “Siempre Sombra”, “Entropía”, “El Cerco de Leningrado”, “La Mujer, el Hombre y la Bestia”, “El Acompañamiento”, “Matilda en Falsa Escuadra”, “Delirio a Dúo”, entre otras.

El Tubo ha sido también escenario de recitales, muestras de artistas plásticos, presentación de libros, talleres de teatro.

Con esfuerzo y constante voluntad se llegó al recubrimiento de ese enorme tubo que filtraba tanto el calor como el frío ambiente y en los inviernos no había calefactor que compensara. Fue alisado el piso, ampliada la antesala. Y hoy con butacas cómodas que merecen los teatros y espectadores.

El Teatro El Tubo es sostenido por la Asociación de Teatro Independiente Purogrupo -Atip- de la que forman parte 12 personas. Entre ellos quienes aparecen en la fotografía: Liliana Pérez, Soraya Furfaro, Jorge García y Gastón Arrascoyta y los actores mencionados, entre otros.

Todos siguen compartiendo el sueño de mantener en pie el cartel que anuncie “Hoy Función”.


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