Se espera la declaración de la víctima por corrupción de menores

Hoy se realizará la segunda jornada del juicio oral y público contra el ex camarista penal y su colaborador en su pequeña chacra, Julio Antueque.

El juicio oral y público por presunta corrupción de menores en Viedma se reanudará hoy contra el destituido camarista penal, Juan Bernardi y quien fuera su colaborador en su pequeña chacra, Julio Antueque.

Probablemente continuará con la declaración de la chica que al momento de los hechos era menor de edad y que se indica en el expediente como la víctima de la promoción de la corrupción de menores de la que se lo acusa a Bernardi.

El ex juez reiteró ayer que cuando preguntó a Antueque quienes eran las jóvenes que habían ido al asado, su colaborador le dio el nombre de la víctima y pudo confirmar que era familiar de un muchacho al que el propio Bernardi había condenado por homicidio. “Recuerdo que le dije, pelotudo, me traes el enemigo a casa”, aseguró. Luego justificó que por esa curiosidad buscó en Facebook a la chica, lo que quedó confirmado en la pericia en su computadora.

También se prevé la comparecencia de dos jóvenes que confirmaron su llegada desde Buenos Aires. Y habría una tercera que no pudo ser encontrada.

Durante las audiencias que se llevarán toda esta semana, se prevé que participen unos 40 testigos. Los hechos habría ocurrido entre agosto de 2014 y febrero de 2015. A Antueque se lo acusa de haber facilitado que la joven que tenía 17 años mantuviera relaciones sexuales con Bernardi a cambio de bienes y dinero corrompiendo a la chica. Al ex juez en tanto, se le endilga haber mantenido relaciones con esa menor, tendiendo a corromper el normal desenvolvimiento sexual de la supuesta víctima.

El exjuez negó haber tenido sexo con una menor

“Niego rotundamente haber mantenido algún tipo de relación sexual y ni siquiera haber hablado de sexo en ese asado”, dijo Juan Bernardi, el destituido camarista penal, en la apertura del juicio oral y público que lo tiene como imputado junto a quien fuera su colaborador en su pequeña chacra, Julio Antueque.

A ambos, con distinta calificación, se los acusa de haber colaborado con la corrupción de jóvenes que al momento de los hechos no habían cumplido la mayoría de edad. A quien se menciona como la principal víctima de lo acontecido en la casa rural que Bernardi posee entre Viedma y el balneario El Cóndor, junto al río Negro, se la citará para hoy, según pidieron expresamente los magistrados intervinientes. Estaba al final de la lista de testigos, pero se solicitó su adelantamiento, por lo que su posible declaración genera amplias expectativas en la mañana de hoy.

El jornalero de 34 años, quien sufrió problemas de adicción y al que Bernardi dice conocer desde hace más de 15 años cuando era secretario del Juzgado 4 y debió intervenir en causas que lo involucraban, prefirió el silencio en la primera audiencia.

Sin embargo, el ex magistrado se prestó a declarar, explicando su versión de los hechos y luego respondiendo preguntas del fiscal Hernán Trejo, de su propio defensor Manuel Maza y de algunos de los integrantes del Tribunal que preside Ariel Gallinger, y que también integran Ignacio Gandolfi y Carlos Mussi, todos en calidad de subrogantes.

La declaración de la chica permitirá refutar o confirmar los dichos de Bernardi, quien aseguró que no la vio más que una vez en aquel asado del cual no hay fecha cierta y que se extendió por no más de dos horas.

“Defenderme de actos de promoción de la corrupción es muy difícil ante tanta imprecisión, ya que después de dos años de investigación no se sabe ni que día ni que mes fue el asado. Solicito que me digan qué actos pude haber realizado para corromper a estas personas”, se quejó el ex camarista.

Insistió además con su relato acerca de cómo fue aquel asado en retribución a tareas que Antueque había realizado en su “campito”. Dijo que sorpresivamente Antueque le pidió llevar a más personas y de hecho llevó a tres chicas y un chico más que se sumaron a la cena.

Bernardi indicó que una de las jovencitas pidió irse porque la mamá ya no le cuidaba más a los hijos, cerraron la chacra y volvieron a Viedma, antes de la medianoche. Se quejó de que la imputación habla de que al menos en dos o más ocasiones habría promovido la corrupción de menores a cambio de bienes o dinero, asegurando que solamente vio a la presunta víctima en una ocasión -durante ese asado- y que nadie informa en la imputación qué fue lo que entregó a las niñas a cambio de sexo.

Bernardi asegura encontrarse indefenso debido a la “imprecisión de la acusación”. “El conocimiento -de la supuesta víctima- se limita a dos horas de mi vida y de la vida de ella”, aseguró.


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