4 travesías en la cordillera neuquina, sobre la nieve virgen

La cordillera neuquina presenta varias opciones para esquiadores y snowboarders experimentados que busquen emociones no convencionales, alejados de las pistas señalizadas y balizadas de los centros de deportes de invierno. Naturaleza en estado puro cerca de ciudades turísticas: el doble placer de experimentar una salida por el medio agreste y volver al confort de la modernidad al término de la jornada. Si bien aparece hermosa ante la vista, la nieve sin pisar en los distintos picos montañosos de la región representa un escenario potencialmente peligroso. Hay varios riesgos que es indispensable minimizar, entre los cuales se cuenta la probabilidad de avalanchas. Una de las primeras medidas de seguridad es salir acompañado por alguien que sepa interpretar las condiciones níveas, conozca el terreno y, además, esté comunicado con las distintas instituciones que ante una eventualidad organizarían las tareas de rescate. “Las líneas de bajada por la nieve virgen se empiezan a programar desde el momento en que uno va subiendo”, explica el experimentado guía de montaña y esquí de la AAGM, Luis Fabra. “Los guías vamos llevando a la gente hacia la cima de la montaña resguardando su estado físico, evitando que se cansen, de forma tal que a la hora de las bajadas tengan ‘piernas’ para disfrutar la última parte de la excursión. Las salidas son de día entero, se arranca el viaje hasta la montaña elegida temprano por la mañana y se vuelve a última hora de la tarde”, agregó. “Las bajadas no se realizan de una. Primero se tira el guía, que hace entre 7 y 10 giros buscando la mejor nieve. Hace la huella y, al frenar, hace unas señas con los bastones para que se vaya lanzando el resto de los integrantes del grupo. Cuando se reúnen, se interpreta la figura que realizó el guía, explica cómo va a continuar y se larga de vuelta solo para volver a esperar a los excursionistas más abajo. Dependiendo la montaña, en algunas se planifica una sola bajada, a veces dos y como máximo tres. Pero eso varía”, cuenta Fabra en diálogo con “Río Negro”. “La primer parte de la excursión es cuesta arriba. Cada cual lleva su equipo de esquí de travesía, con las pieles de foca, que se pueden alquilar en las ciudades. También se puede ir con la tabla de snowboard, y la trepada se hace con raquetas para nieve. Cada cliente lleva además su vianda y comida de marcha. El guía provee los kits de seguridad compuestos por el ARVA (emisor de señal de búsqueda), una pala y una sonda, se ocupa de llevarlos por lugares apropiados y comparte sus conocimientos de montaña”, aclara Fabra. Para encarar la aventura hay que tener un buen nivel de esquí o snowboard, lo que significa deslizarse con comodidad en las pistas rojas de los centros de esquí. Además, hay que encontrarse en buen estado físico.

“La práctica de freeride por nieve virgen se realiza después de varias horas de travesía hasta la cima de la montaña”.

Luis Fabra, guía de la AAGM.

C 4, San Martín de los Andes

Valor de la excursión, 1.700 pesos. Hay dos vías de acceso para llegar a una planicie de nieve enorme ubicada a los 2000 metros de altura. Una alternativa es acceder desde un punto cercano a la base del complejo de esquí Chapelco, sobre la Ruta 19. Desde allí se sube entre medio de los bosques durante 2 horas, hasta salir a los 1700 metros a un bosque de lengas achaparrado (adaptado para soportar el peso de la nieve). Una hora después se hace cumbre. En el sector hay pendientes suaves y otras muy empinadas, como las que se encuentran en la cara sur de la montaña. La otra alternativa de ascenso es por el acceso al sendero del arroyo partido, con subidas bastante más duras y empinadas.

Cerro Mirador, Villa La Angostura

Precio de la excursión por persona, 2.300 pesos. Primero hay que hacer aduana en el paso Cardenal Samoré. Se recorren luego unos 15 km más en auto y se llega al pie de la montaña, donde se encara la travesía. El primer trayecto hacia la cumbre tiene un escenario particular. Allí, fue tan densa la caída de cenizas tras la erupción del volcán Puyehue en 2011 que dejó seco a todo el bosque de lengas. Durante una hora y media se asciende hasta el Hito de Argentina y Chile. Ahí aparecen las primeras bajadas con pendientes suaves. Si se sigue por el filo del cerro, aparecen distintas opciones para tirarse, por la cara sureste o la norte, con pendientes de hasta 35 grados.

Volcán Lanín, Junín de los Andes

Valor de la excursión, 2.100 pesos. En la montaña emblemática de Neuquén también se puede esquiar. Hay dos posibilidades: buscar los refugios de montaña ubicados en la cara norte, donde se practica andinismo durante el verano, o ascender por la cara este hasta una roca enorme conocida como Pan Dulce. El ascenso se inicia por un bosque de lengas que demanda 40 minutos. Allí se define por cuál de las dos caras se continúa. El recorrido cuesta arriba demanda unas 5 horas más en ambos casos. La bajada recompensa todo. Medida linealmente tiene una extensión de alrededor de 7 km y se disfruta durante algo más de una hora y media.

Termas de Copahue desde Caviahue

Valor de la excursión, 2.500 pesos. El condimento de esta excursión no es tanto la bajada de freeride, si no las posibilidades de relax que ofrecen la Laguna Verde y la Lagunita de los Callos, a cuyas aguas calientes puede meterse uno luego de una marcha de cinco horas por trayectos de poca pendiente. Es más bien una salida “de desplazamiento” que avanza desde Caviahue hasta el sector llamado “Las Maquinitas”, pasa por unas lagunas congeladas y al llegar a cierta altura del volcán Copahue se baja esquiando hasta el pueblo de aguas termales tapado de nieve.

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Datos

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