El paisaje único de Somuncura

La famosa meseta que comparten Río Negro y Chubut alberga una increíble riqueza arqueológica y natural, lo que llevó a crear un área protegida especial para resguardar lo cultural, la flora y la fauna.

Por HERNÁN POVEDANO

hernanpovedano@gmail.com

La meseta de Somuncura constituye una unidad paisajística y biogeográfica bien definida de la región patagónica. Está situada en el centro sur de la provincia de Río Negro y centro norte de la provincia de Chubut. Es considerada como un área de biodiversidad sobresaliente en la estepa patagónica y, por lo tanto, de alto valor de conservación, destacándose los anfibios y reptiles por los endemismos que presentan. Para garantizar su conservación se creó el Área Natural Protegida Meseta de Somuncura, con una sorprendente superficie de 3,2 millones de hectáreas que ocupan no sólo la meseta sino también las tierras bajas colindantes; el objetivo del área es desarrollar un uso sustentable de sus recursos y garantizar la conservación del patrimonio arqueológico y de sus especies endémicas de flora y fauna.

Recorrer la meseta no es fácil, requiere conocimiento de los caminos y un vehículo 4×4 para acceder a la mayoría de los sitios, por ello es necesario contratar un guía local o un operador turístico. Se puede acceder por el oeste desde Machinchao (última localidad para carga de combustible y víveres) tomando por Ruta Provincial 5, luego de 95 km de ripio en buen estado, hasta la localidad de El Caín, un paraje situado ya dentro de la meseta donde es posible alojarse en una hostería. Otra opción es acceder por el norte, desde la ciudad de Valcheta (último sitio de aprovisionamiento y carga de combustible), es el más utilizado para llegar a las nacientes del arroyo Valcheta o la laguna Azul. Desde Valcheta toma sólo 30 minutos de camino de ripio en buen estado (salvo luego de tormentas torrenciales) llegar al paraje Chipauquil, donde están las nacientes del arroyo; desde aquí en adelante se requiere ayuda de un guía y un vehículo 4×4 para subir a la meseta alta y recorrer sus atractivos. Para acceder a algunos lugares como el cerro Corona es necesario contar con autorización de los propietarios de los campos y de la Secretaría de Ambiente. El tránsito en la meseta alta es dificultoso y de marcha lenta por la gran cantidad de piedras y accidentes que tiene el camino, por ello desplazarse de un lugar a otro puede llevar medio día aunque esté a sólo 20 o 30 km de distancia. Dado que se trata de un área natural protegida, hay que ser responsable con el cuidado del lugar, llevarse la basura, no cazar y no colectar piedras o vegetación nativa…

Los animales de la meseta

La meseta de Somuncura constituye una unidad paisajística particular. Emerge como un macizo en medio de la estepa, con picos y cerros que son vestigios de antiguos conos volcánicos. Entre ellos destaca el cerro Corona por ser uno de los más elevados, llegando a los 1.900 msnm. Desde la cumbre del cerro se puede apreciar la vastedad de la meseta con sus manadas de guanacos. Entre las rocas abundan las lagartijas y posan numerosas aves como el aguilucho común, el águila mora y las dormilonas.

El arroyo Valcheta, también llamado arroyo Chipauquil, es una cuenca endorreica, es decir que no desemboca ni está conectada con otros ríos ni con el mar. Nace en varias fuentes termales (con aguas de entre 24 y 27°C) ubicadas en el extremo noreste del Área Natural Protegida Meseta de Somuncura. Sus características insulares y su condición termal han dado lugar a varios endemismos, entre ellos la mojarra desnuda, la rana del Valcheta y dos especies endémicas de caracoles: Heleobia rionegrensis y Potamolithus valchetensi. Su cuenca media y baja ha sido cultivada con trucha arcoíris y de arroyo, presentando varios sitios elegidos por los pescadores. Al finalizar su recorrido, luego de atravesar la localidad de Valcheta, el arroyo termina en la laguna Curicó, sitio muy importante para observar aves acuáticas.

“La Vieja”, piedra sagrada tehuelche

Pinturas rupestres

Dos especies en peligro de extinción

Datos

Motivos rectilíneos no figurativos, en distintas tonalidades de rojo, en aleros de rocas y paredes de cañadones.

Voy + Expediciones 4×4

El tránsito es dificultoso y de marcha lenta por las piedras y accidentes que tiene la meseta. Ir de un lugar a otro puede llevar medio día aunque esté a sólo 20 o 30 km.

Para acceder a algunos lugares como el cerro Corona es necesario contar con autorización de los propietarios de los campos y de la Secretaría de Ambiente.

Datos

La meseta de Somuncura fue tradicionalmente tierra de caza para los tehuelches, en especial la zona ubicada al sur de la localidad de El Caín, más precisamente al norte de la sierra Apas y Talagapa.
Esta región, conocida como Yamnago en lengua tehuelche, fue un lugar de caza de guanacos desde hace unos 2.000 años.
Los indígenas se dedicaban a cazar las crías (chulengos) de noviembre a abril. Por relatos de expedicionarios y naturalistas se conocía la existencia de una piedra sagrada a la cual los indígenas rendían tributo (con leña) y pedían permiso antes de iniciar la cacería.
Esta piedra conocida como “La Vieja” fue localizada en noviembre del 2006, en una expedición encabezada por Casamiquela con el acompañamiento de funcionarios del ex Consejo de Ecología y Medio Ambiente
(hoy Secretaría de Ambiente).
La meseta de Somuncura presenta numerosos sitios con pinturas y grabados, con una notable variabilidad de formas y motivos. Se hallan en aleros de roca y paredes de cañadones, a menudo cerca del agua y sobre basaltos. Los motivos predominantes son rectilíneos y “no figurativos”, es decir que no representan formas como animales o manos, aunque en algunos sitios se han hallado algunas figuras de huellas de animales. Los colores predominantes son distintas tonalidades de rojo. Estos son los más “modernos”, ya que mediante dataciones radiocarbónicas se estimó que tienen una antigüedad de 400 a 1.600 años antes del presente.
Los grabados en roca son anteriores a las pinturas, llegando a tener 2.800 años los más antiguos.
La ranita de Somuncura es una especie endémica de la meseta y de la provincia de Río Negro. Vive en las nacientes del arroyo Valcheta, que por sus aguas cálidas (26°C todo el año) y transparentes se convierte en un microhábitat sumamente particular y único. Llega a medir 7 cm de adulto. Es totalmente acuática, durante el día permanece oculta bajo piedras o entre la vegetación y en la noche desarrolla sus actividades; se alimenta de invertebrados, principalmente insectos acuáticos y moscas. Como su población es muy pequeña y vive en un área reducida, es muy vulnerable a los impactos en su ambiente, principalmente el pastoreo y pisoteo del ganado o el avance de las truchas en la cuenca alta del arroyo, y por eso se considera en peligro crítico de extinción a nivel internacional.
Otra especie típica de la zona es la mojarra desnuda. Se trata de un pez único, ya que sus escamas son reabsorbidas en el adulto, por eso su nombre. Vive en las nacientes del Valcheta, donde forma cardúmenes a veces de cientos de individuos. Es hábil nadadora, pudiendo habitar zonas de corriente que le exigen estar en permanente movimiento. Se alimenta de restos vegetales y larvas de insectos pequeños. Evolucionó aislada y sin depredadores acuáticos (salvo las larvas de libélulas que atacan sus crías), pero en la actualidad su población se redujo por el avance de peces exóticos, como la trucha y la mojarra plateada, introducidos por el hombre, y por eso se considera en peligro de extinción a nivel mundial.
3,2
millones de hectáreas ocupan la meseta y las tierras bajas colindantes del área protegida.
4×4
debe ser el vehículo en que
se recorra la meseta.
También es necesario contratar un guía local.
El tránsito es dificultoso y de marcha lenta por las piedras y accidentes que tiene la meseta. Ir de un lugar a otro puede llevar medio día aunque esté a sólo 20 o 30 km.
Para acceder a algunos lugares como el cerro Corona es necesario contar con autorización de los propietarios de los campos y de la Secretaría de Ambiente.

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