Una isla soñada en la costa africana

Caminar por las callejuelas de Zanzíbar es descubrir un mundo de fachadas antiguas y ejemplos de suntuosidad árabe. Sin embargo a esta hora del día, poco antes del crepúsculo, a la mayoría de los turistas sólo les interesa un objetivo: el mar. En la concurrida playa de la ciudad o sentados en las azoteas de hoteles boutique, aprecian la puesta del sol sobre el océano Índico.

Cada noche retumba una confusa cacofonía sobre el casco viejo de la ciudad: en el bar Tatu, a orillas del mar, resuena rap occidental; desde el interior de los templos indios, el tintineo de campanas; desde las mezquitas las llamadas a la oración de los almuecines. No pocos turistas se preguntan si esta mezcla entre tradición y fiesta puede sobrevivir en la isla, que es muy diferente de sus hermanas más lujosas en el Índico.

La parte antigua de la ciudad, Stone Town, se fundó hace más de 1.000 años y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Debe su nombre a que la mayor parte de los antiguos palacios árabes sultánicos, declarados monumentos históricos, así como las casas y comercios indios están hechos únicamente de piedras de coral. La mayoría de los edificios tienen entre 100 y 150 años de antigüedad.

A no pocos turistas en Zanzíbar les sorprende la ciudad y se les hace difícil elegir entre unas vacaciones allí o en la playa. Los conocedores recomiendan dividir las vacaciones en dos etapas. Porque, aunque también es posible nadar en la periferia de la ciudad, las auténticas playas de ensueño están situadas en la costa norte y este.

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