¿Hasta dónde será capaz de llegar el vino patagónico?

“La Patagonia no tiene nada que envidiar a las mejores regiones vitivinícolas del país” afirma Andrés Rosberg, el nuevo presidente de la Asociación de la Sommellerie Internacional.

¿Hasta dónde será capaz de llegar el vino patagónico?

“La Patagonia no tiene nada que envidiar a las mejores regiones vitivinícolas del país”, afirma Andrés Rosberg, el nuevo presidente de la Asociación de la Sommellerie Internacional.

Andrés Rosberg acaba de transformarse en el nuevo presidente de la Asociación de la Sommellerie Internaciona (AIS) luego de un proceso de votación intenso y de un camino muy trabajoso donde participaron 53 países y Rosberg se impuso al candidato francés Serge Dubs por 29 contra 24 votos.

Su mandato tendrá una duración de 3 años. Hace unos días nos encontramos en la feria Expo vinos de la Patagonia y charlamos un buen rato.

Aquí un poco de esa conversación donde se pueden leer interesantes reflexiones sobre la prohibición de la publicidad de vinos en la ciudad de Buenos Aires, el posicionamiento de los vinos de la Patagonia y como es comenzar a pilotear esta nave internacional con otra piel generacional.

– ¿Cuáles son los atributos o los fundamentos que pesaron a la hora de inclinarse por vos como presidente de ASI por parte del jurado?

– Creería que hay una multiplicidad de factores. Principalmente me parece que se tuvo en cuenta la performance de la Asociación Argentina de Sommeliers, con la que en pocos años fuimos cofundadores de la Alianza Panamericana de Sommeliers en 2007; organizamos el concurso Mejor Sommelier de las Américas en Buenos Aires en 2009; una Asamblea General de la Asociación de la Sommellerie Internacional (ASI) que trajo a todos los presidentes de las diversas asociaciones nacionales de sommeliers a la Argentina en 2012; logramos la nominación para organizar un mundial de sommeliers en 2013; y organizamos un gran Concurso ASI Mejor Sommelier del Mundo en Mendoza en 2016, que muchos dijeron que fue uno de los mejores de la historia…

Si a eso se le suma el hecho de que nuestros candidatos en concursos internacionales son cada vez más competitivos -con Paz Levinson ganando el último panamericano y saliendo cuarta en el último mundial- y que yo vengo haciendo un trabajo de hormiga de años con cada uno de los distintos presidentes de las asociaciones nacionales de cada país y proponiendo medidas que vienen siendo muy positivas en la ASI, creo que tenemos un resultado lógico. Finalmente, creo que también confluyeron otros factores, como la demanda de una ASI más horizontal y participativa y la necesidad de comenzar a generar un recambio generacional, que también fueron temas importantes.

– ¿A qué se debe el crecimiento de la sommellerie en argentina en este ultimo tiempo?

– La Argentina tiene muchas condiciones para tener una sommellerie pujante. Un sector vitivinícola importante, que comprendió la importancia del rol del sommelier; un mercado doméstico relevante y sofisticado; una población educada; una gastronomía con un potencial enorme. Si a eso se le suma el hecho de que somos varios los actores que estamos trabajando mancomunadamente en pos de lograr un objetivo común -los medios, las escuelas de sommeliers, los profesionales de la sommellerie que dedican horas de su tiempo libre a formarse y a trabajar por el bien común a través de la AAS (Asociación argentina de Sommeliers), etc.- es perfectamente lógico que tengamos este tipo de resultados.

En particular, creo que la AAS, además, fue marcando un ritmo, fijando y cumpliendo objetivos, y trabajando a conciencia de manera consistente a lo largo de varios años… ¡se cosecha lo que se siembra!

– ¿Hacia donde va la sommellerie mundial?

– La ASI es una herramienta de promoción de la sommellerie y de la cultura del consumo responsable del vino y otras bebidas maravillosa. La sommellerie atraviesa un momento excepcional, con grandes oportunidades. Las redes sociales están amplificando la voz de los sommeliers alrededor del mundo, y los sommeliers son actores cada vez más reconocidos tanto a nivel de la cadena vitivinícola como de la gastronomía.

¿Se imaginan el impacto que tendrá en la gastronomía la llegada de los automóviles que se conducen solos, que están a la vuelta de la esquina, y que le permitirán a los conductores volver a tomar un poco de vino con sus comidas? Soy muy optimista respecto del futuro de la sommellerie. No obstante, reconozco que hay sombras y desafíos también.

En Argentina, el sector vitivinícola está atravesando un momento complejo, atravesando un par de malas cosechas seguidas, atravesando una crisis económica, y enfrentando medidas que atentan contra su desarrollo. Un buen ejemplo es la prohibición de la promoción del vino, que es la bebida nacional, en una Ciudad de Buenos Aires que dice querer convertirse en una de las capitales gastronómicas latinoamericanas… Esto es directamente esquizofrénico. ¿Alguien imagina a Lima prohibiendo la promoción del pisco? Hoy hay iniciativas que regulan la venta de alcohol o aumentan sus impuestos en nombre de la salud de la población, pero que en el fondo son puramente recaudatorias, terminan impactando mal en economías regionales, y finalmente benefician al consumo de gaseosas -con el incremento de la epidemia de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, por ejemplo, que ello conlleva. La sommellerie, en tanto eslabón del sector vitivinícola, debe difundir los beneficios de una cultura de consumo moderado del vino y aportar su grano de arena al debate.

– ¿Cuáles crees que son o siguen siendo los principales desafíos de la sommellerie en argentina?

– Algunos de los desafíos están mencionados en la respuesta a la pregunta anterior. Otros desafíos, más puntuales de nuestro país, tienen que ver con la necesidad de continuar llevando la sommellerie -y la gastronomía de calidad- al interior del país, colaborando con el aprendizaje de nuestros consumidores, mejorando las condiciones de trabajo de nuestros profesionales, explicando a los dueños de restaurantes y hoteles que contratar un sommelier es una inversión y no un gasto. Además de que, por supuesto, a nivel interno, también tenemos que continuar trabajando para que nuestros profesionales sean cada vez más idóneos y competitivos… ¿sería lindo tener un sommelier argentino compitiendo en la final de un mundial, no?

– ¿Qué es la ASI, dónde y cómo funciona?

– La Association de la Sommellerie Internationale es la entidad que congrega a las asociaciones nacionales de sommeliers de casi sesenta países de todo el mundo. Fue fundada en Reims, Francia, en el año 1969, y, si bien su sede legal está en dicho país, lo cierto es que funciona con asambleas generales y concursos internacionales de sommeliers que van rotando por el mundo. En 2018, por ejemplo, tendremos un concurso Mejor Sommelier de las Américas en Canadá, un Mejor Sommelier de Asia y Oceanía en Kyoto, y una asamblea general en lo que hoy es la República de Georgia, una de las cunas del vino. Los principales objetivos tienen que ver con promover la gastronomía y el consumo moderado de vino y otras bebidas, llevar la sommellerie a todos los rincones del mundo, unificar estándares de servicio, mejorar la formación y las condiciones de vida de los sommeliers del globo, entre otros.

– ¿Cómo ves la región Patagonia a nivel vinos en Argentina? ¿Podría ser tranquilamente la segunda en importancia en el país?

– En términos de volumen de producción está lejos de San Juan, que es hoy la segunda productora de vinos del país. Pero cuando hablamos en términos cualitativos, no tengo dudas de que la Patagonia no tiene nada que envidiarle a las mejores regiones vitivinícolas de la Argentina.

El potencial que tiene es descomuna. Puede elaborar vinos enjundiosos en Neuquén, elegantes en Río Negro, y ahora estamos descubriendo que también puede producir vinos agudos y filosos a la vera del Atlántico y en la provincia del Chubut. Las condiciones climáticas limitan la producción y aumentan la calidad de manera natural. Estoy ansioso por descubrir el techo del vino de la Patagonia.

¿Se podrán producir grandes espumosos o ice wines que compitan con los del Norte de Europa, por ejemplo? Hay mucho camino por recorrer, pero si además se tiene en cuenta que la región no tiene las restricciones de acceso al agua que existen en Mendoza y otras provincias, y si se hacen realidad las predicciones respecto del calentamiento global, creo que es razonable afirmar que la Patagonia puede convertirse -aún más- en una de las joyas de la vitivinicultura argentina.


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