Crean objetos gastronómicos de material refractario en Cipolletti

María Claudia y Pedro Soraire son los creadores de la empresa Della Miranda, donde producen objetos refractarios sustentables.

Crean objetos gastronómicos de material refractario en Cipolletti

María Claudia y Pedro Soraire son los creadores de la empresa Della Miranda, donde producen objetos refractarios sustentables.

Crean objetos gastronómicos de material refractario en Cipolletti

María Claudia y Pedro Soraire son los creadores de la empresa Della Miranda, donde producen objetos refractarios sustentables.

María Claudia y Pedro viven desde hace 22 años en el Lago Pellegrini. Con la calma y la parsimonia del lugar. Son los creadores de la empresa Della Miranda, producen objetos refractarios sustentables.

Desde una piedra para cocinar pizza hasta una estufa rusa que acaba de ser premiada en INNOVAR, un certamen importante a nivel nacional que selecciona proyectos de mucha jerarquía creativa. “Calefacciona, es sustentable, podés cocinar y es económica”, dice Pedro como quien habla de algo preciado y a lo que le dedica mucho tiempo.

“Donde está la fabrica ahora (Cipolletti, Santa Elena) teníamos una granja, vivíamos de la granja, criábamos pavos, conejos, ovejas, chivos, pollos, patos, , gallinas, chanchos. Era un laburo de sol a sol. La granja daba para vivir y para comer y hasta ahí. Habíamos comprado un tractor, un Fiat 400 a través del Banco Nación, era época de Martínez De Hoz. Con la 1050, geométricamente nunca lo terminabas de pagar. Nos mató. Apechugando, logramos combatirlo. En esa época había un montón de hornos de ladrillos. Entonces venían y nos contrataban el tractor que teníamos para usarlo en los pisaderos en el barro. Nos pagaban con ladrillos. Llego el momento que teníamos que capitalizar el ladrillo. Empecé a vender ladrillos y vi que el ladrillo era moneda de cambio. El negocio es hacer ladrillos, entonces además de laburar la granja, me hice ladrillero”, cuenta Pedro, como quien entra y sale del relato de su vida con una facilidad magistral.

“Había diccionarios, libros, enciclopedias, la fuente de información es todo. Empecé a estudiar cerámica, autodidacta, a bajar bibliografía en la biblioteca, compre libros, preguntando. Arrancamos a hacer ladrillos y de ahí nace un poco la veta cerámica. Siempre en la chacra te morís de frio. Teníamos una estufa a kerosene que era súper toxica. Un día Tuti Silvetti (destacado arquitecto de la región) me regala una revista en la que había un bosquejo de lo que era una estufa rusa y empecé a joder con el tema. Recorríamos librerías en Buenos Aires, buscaba información. No había acceso en esa época a datos sobre estufas rusas. Hace 40 años. Armé una estufa , cuando la terminé de armar no la usé porque nos fuimos a vivir al pueblo cuando los hijos crecieron y los horarios cambiaron”.

“Comencé a trabajar de preceptor y me trasladaba en una Ford A de mi suegro. La vida de ladrilleros comenzó a moverse, un día aparecieron dos tipos, suizos, padre e hijo, el padre no hablaba nada de español, el hijo era un capo de la cerámica, había estado detrás de la idea de la cerámica Alba, trabajaba en la Nasa, capo en cerámica a nivel mundial. Había publicado en revistas especializadas. Nos hicimos amigos con el suizo, lo invitamos al cumpleaños de nuestra hija. El suizo siempre me decía, porque no hacen ladrillos con máquinas, acá en la zona no existían, era como un mito que no funcionaban y decía en voz alta: – En la India andan, acá no andan…boludos, en Paraguay hay máquinas y andan, acá no andan… boludos. Andan en todos lados, si no andan acá son boludos.

Me pego tanto eso que con el tiempo armé una fabrica de ladrillos con máquina, estuvimos 15 años funcionando.

Della Miranda avanzó en el tiempo buscando valor agregado. En los ladrillos y tejuelas refractarias, material necesario para la fabricación de parrillas, hornos y estufas. Con el tiempo incorporaron una línea relacionada a la gastronomía, sustentable, ecológico donde cada año fueron sumando algo nuevo. Utilizan aceite reciclado como desmoldante como para evitar los residuos inorgánicos que pueden llegar a quedar con un aceite mineral.

El material refractario se cocina a muchísimos grados, para que luego soporte altas temperaturas sin romperse. Las arcillas seleccionadas permiten que ese refractario tenga una inercia térmica que luego mantendrá la temperatura del alimento que se vaya a consumir.

Algunos de los materiales que elaboran: piedra para pizza, un clásico increíble de la empresa. Provoletera, cazuelas, piedras para mantener el pan caliente, braseros quesero y están por lanzar una olla que dará que hablar.

María Claudia y Pedro fueron distinguidos por sus diseños en el Concurso Nacional de Innovaciones Innovar 2017 en la categoría “Micro, Pequeñas y Medianas Empresas”, al presentar su estufa de fácil armado, con gran inercia térmica y con un horno para cocinar. Ellos desarrollaron los materiales y el diseño para mejorar la calidad de vida de aquellos hogares sin conexión o accesibilidad al gas natural.

Además de montar hornos en los restaurantes más prestigiosos de la zona y en domicilios y lugares particulares Della Miranda apunta los cañones a un diseño que permita enviar a la distancia tanto estufas como hornos para su armado práctico.

Innovadores y creativos, del lado de la sustentabilidad y el medio ambiente, un proyecto interesantísimo y sacrificado que merece ser difundido.


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