Habla una organizadora de fiestas de divorcio

Así ayudan a mujeres y hombres a terminar un vínculo matrimonial con una gran celebración.

Habla una organizadora de fiestas de divorcio

Así ayudan a mujeres y hombres a terminar un vínculo matrimonial con una gran celebración.

Habla una organizadora de fiestas de divorcio

Así ayudan a mujeres y hombres a terminar un vínculo matrimonial con una gran celebración.

¿Por qué no celebrar el divorcio?

Para algunos es el comienzo de una nueva vida. Para otros es la ocasión ideal para convocar a los amigos y despedir el tiempo de casado/a y aliviar la pena.

Pero para unos y otros la necesidad de un ritual para cerrar un ciclo es imprescindible.

En este mundo global y de tendencias, Christine Gallagher, de Blackpool (Reino Unido) y radicada en Los Ángeles, es hoy por hoy la más top de las “divorce party planner”.

Ella organiza fiestas para celebrar el divorcio y diseña el tema del evento de acuerdo con el historial de su cliente. Su negocio está en plena expansión. Y por supuesto que la cuestión foodie es más que esencial en estos encuentros.

“Empecé al revés que la mayoría de la gente. Primero escribí un libro sobre como planificar fiestas para divorcios –algo que no estaba haciendo todavía–. Fue la primera cosa escrita sobre este tema y la versión revisada está disponible en Amazon, The Divorce Party Handbook. Como salí en la prensa y en los medios de comunicación mucha gente me empezó a preguntar si conocía a alguien que organizara estos eventos. Así que me pareció una buena idea para hacer en Los Ángeles. Aquí hay cultura, buen tiempo y gente que puede pagarlo”, comentó Gallagher a El País.

¿En casa de herrero cuchillo de palo decía el refrán popular? En este tema, se cumple: Gallagher está divorciada pero nunca lo celebró a la manera en la que sus clientes lo hacen.

“Mi separación fue amigable. No hubo nada que no se hablara o no se sintiera. No necesité ningún tipo de ceremonia”,admite.

¿Quiénes son sus clientes?

“Tengo clientes de los dos tipos. Los que han tenido una separación muy dura, los que todavía siguen atados emocionalmente a su ex y necesitan ayuda para salir de ahí. Aunque también hay parejas que han gastado su tiempo juntos y se despiden sin rencor y con un buen sabor de boca –una fiesta– para mostrar a sus amigos que no tienen que elegir entre ningún bando. Pero creo que los que más lo necesitan son los primeros, ya que las fiestas que yo organizo pueden ser catárticas. Un momento para llorar, reír, respirar, hacer lo que uno quiera o necesite en compañía de amigos y familiares. Antes la gente que se divorciaba estaba sola, como avergonzada de un fracaso, lo que aumentaba el estrés. La fiesta es una manera de sacarlo todo a la luz, al mismo tiempo que los amigos ayudan a pasar por esa difícil etapa de la vida. Los rituales pueden ser muy poderosos y efectivos por eso se llevan haciendo a lo largo de la historia de la humanidad. La comunidad puede ser muy confortable. No estamos solos”, comenta.

¿Cuál es el eje del evento?

“Todo es especialmente tenido en cuenta para que la transición a la soltería sea lo más suave posible y las armas que se esgrimen son muy variadas: desde el humor a la venganza pasando por todo el abanico de sentimientos y antídotos con los que cuenta el ánimo”.

La comida en general es más práctica, en pequeñas porciones para comer con las manos. La bebida, sí, tiene una importancia vital. Cada uno se sirve lo que quiere en el momento que quiere en las bandejas y mesas distribuidas en varias lugares del ambiente.

¿Una situación graciosa y otra no tanto?

“Fue en una fiesta preparada para una mujer, la torta de divorcio se presentó en una mesa. Un bailarín con una máscara con la cara de su ex marido salió de dentro y empezó a bailar. El ex esposo de la homenajeada era contador público y nunca jamás había bailado. De hecho, la mayor causa de ruptura fue la insistencia de éste en ser antisocial. Al final otros bailarines se sumaron al baile alrededor de la mujer. El más triste que recuerdo fue una fiesta que organizamos en la playa, en la que el anillo de compromiso se tiró al mar. Fue como una solemne ceremonia ya que la persona que se divorciaba estaba muy afectada en parte también porque se madre había muerto recientemente. La más rara que recuerdo fue una en la que se organizó una batalla de pintura, paintball, y la gente lo dio todo. No querían ni parar para comer”.

La mayor parte de sus clientes son mujeres. “Creo que naturalmente las mujeres somos más propensas a compartir nuestros sentimientos, consolarnos unas a otras y estar cerca por si nos necesitan en los momentos duros”, sostiene. Por el contrario, los varones tienden más a estar solos o a pasar el mal trago a la manera masculina, con amigos, bares y mujeres.

Fuente: El País


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