De peregrinación por Ailinco con un final a toda cueca, chamamé y asado de chivito

Ricardo Kleine Samson ama tanto el norte neuquino como muchos otros. Pero tiene una capacidad de emocionar con sus fotos y relatos que es un placer compartir sus recorridos.

De peregrinación por Ailinco con un final a toda cueca, chamamé y asado de chivito

Ricardo Kleine Samson ama tanto el norte neuquino como muchos otros. Pero tiene una capacidad de emocionar con sus fotos y relatos que es un placer compartir sus recorridos.

De peregrinación por Ailinco con un final a toda cueca, chamamé y asado de chivito

Ricardo Kleine Samson ama tanto el norte neuquino como muchos otros. Pero tiene una capacidad de emocionar con sus fotos y relatos que es un placer compartir sus recorridos.

Ailinco es un remoto paraje del norte de Neuquén. Se accede desde Varvarco a unos 35 km más al norte. Hay que pasar por la orilla de los Bolillos, por el hermoso río Atreuco y su deslumbrante cajón, por la entrada al volcán Domuyo, por Aguas Calientes, además de pasar algunos vados incluyendo el de Aguas Calientes cuyas aguas superan los 80 grados de temperatura.

Es un recorrido que vale la pena hacer, se orilla el río Varvarco y el arroyo Covunco.

Sus caminos son tan serpenteantes como seductores y tan atractivos como una mujer.

Hay que pasar por la casa de Don Temistocles Vazques y más allá por la de Don Fuentes, que seguramente estará en la puerta saludando a los viajantes. Hay que evitar los piños que regresan a sus corrales y a esas vacas atrevidas que hacen piquetes y sin decir ni muuu…

Hay que atravesar una belleza atrás de la otra y correr el riesgo de enamorarse para siempre de unos de los recorridos más hermosos de esta pequeña galaxia, que le invito a conocer.

Y cruzando el puente de Ailinco se encontrará con la capilla de la virgencita de Lourdes y cientos de fervientes y devotos creyentes, Marcelina entre ellos. No podrá evitar ayudar a llevar a la virgen hasta la cruz donde murió su hijo hace ya miles de años. Y, si como yo ó el burro que desde hace más 15 años hace este recorrido, no es creyente, no se preocupe, porque la alegría y el entusiasmo de estos devotos peregrinos y su párroco Diego le alegrará y contagiara de su alegría y entusiasmo hasta hacerlo dudar de sus propias creencias.

Deberá cantar y bailar al ritmo de la cueca y el chamamé al sonar de las guitarras y el bandoneón. Y si no sabe bailar, tampoco se preocupe, el polvo que levanta el zapateo disimulará sus errores. Deberá, como yo, rezar, aunque no crea, ni sepa, para pedirle a Dios que mantenga eternamente estas alegres costumbres que usted no puede dejar de visitar.

Y después viene la comida, el asado, el chivito y el cordero…pero primero la sopa porque hay que venirse, en palabras de mi abuela, gordo y sanito…

Lo espero…

Ricardo A. Kleine Samson

Fotografía de paisaje

ricardo.kleine@ricardokleine.com.a


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