Elisabeth Checa: “El mejor vino es el que más te gusta”

Elisabeth Checa: “El mejor vino es el que más te gusta”

La especialista en vitivinicultura y gastronomía argentina habla sobre lo que prefiere a la hora de elegir con qué llenar su copa y el papel de las mujeres en el rubro, entre otros.

Elisabeth Checa: “El mejor vino es el que más te gusta”

La especialista en vitivinicultura y gastronomía argentina habla sobre lo que prefiere a la hora de elegir con qué llenar su copa y el papel de las mujeres en el rubro, entre otros.

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Por Belén Veigas

Referente indiscutida en el país sobre copas, gastronomía y placeres, a la hora de hablar sobre bebidas a Elisabeth Checa lo que le interesa es “bajar el vino a la realidad”, ya que, para ella, “el vino de todos los días tiene que ser para acompañar la comida”.

“Al vino hay que hacerlo más explícito, no envuelto en misterio, que la gente no entiende”, aseguró. Al mismo tiempo que explicó: “El vino es una experiencia única, yo no punteo los vinos en la guía, el vino es circunstancias. Un vino te encanta porque quizás estás en un día fantástico, en una comida con tu mujer o con tu marido, y al día siguiente estas peleado, el bife se te pasó, y le das 86 puntos. Dependen las condiciones existenciales, los vinos argentinos son cada vez mejores, y van cada vez mejor con cualquier condición existencial”.

– ¿Qué es lo que hace un vino imperdible?

– A mí me gustan los vinos que no están tapados por madera, que tienen frescura. Los vinos directos, vendibles, bebibles. No esos vinos concentrados en que la botella no baja, que tomás una copa y te satura. No me gustan los vinos parecidos, lo que yo llamo los vinos “fotocopias”.

– ¿Cree que los vinos actuales reflejan la variedad de la geografía argentina?

– La gente todavía no está muy comunicada, a mí me parece extraordinario que haya vinos en Tilcara, en Jujuy; en Chapadmalal, en la Costa, no estamos tan enterados, el problema es que necesitamos una comunicación más directa. El mejor vino es el que a vos más te gusta, pero es muy interesante lo que pasa en las diferentes regiones: por ejemplo en el valle de Uco, donde de pronto en tres hileras hay suelos diferentes y entonces se hacen unos vinos cada vez más interesantes. Las cosas se han sofisticado de alguna manera y de otra manera es muy simple, el vino se hace por sí solo, lo hace el suelo.

– ¿En estos diez años nota una evolución en la vitivinicultura?

– Sí, por supuesto. Antes había vinos muy estructurados, con mucha madera. Respondiendo a una tendencia mundial hoy hay vinos más frescos, más bebibles. El vino es para comer, tiene que ser bebible, excepto por los grandes vinos que son más gastronómicos, más especiales, carísimos. El vino de todos los días, los vinos comunes, tienen que ser vinos para acompañar la comida.

– Hace tiempo que hay cada vez más mujeres sommeliers y especialistas, cada vez más jóvenes ¿se consolidó el lugar del género en el rubro?

– Mi guía la dedico a las mujeres. No creo que haya un vino para mujeres, creo que el paladar no tiene sexo, pero que las mujeres tenemos una actitud especial para detectar aromas y sabores. Se dice que hay dos teorías: una hormonal y otra de la abuela prehistórica, ya que sabemos de cocinar, oler perfumes. Cada vez hay más sommeliers con más sensibilidad, yo trabajé con Paz Levinson (elegida Mejor Sommelier de Argentina en 2010), hice la guía tres años, coincidimos en que tenemos un paladar parecido. A mí me costó tanto al empezar que escribí para La Nación con un seudónimo masculino, tenía una columna en la revista y nadie sabía.

– Una de las últimas tendencias en materia de bebidas son las proliferación de cervezas caseras y artesanales, ¿cree que le puede hacer competencia al vino?

– Creo que es una tendencia, pero tenemos una tradición muy fuerte española e italiana del vino. Así que me imagino que pueden convivir las dos cosas, no lo va a tapar. Aunque yo prefiero el vino. Y el vino para comer.

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