Los 5 platos de mi vida: Juanjo Larrondo, periodista

Cipoleño, futbolero, muy amigo de los amigos, revela cuáles son las comidas que le remiten a los mejores momentos de su vida.

Los 5 platos de mi vida: Juanjo Larrondo, periodista

Cipoleño, futbolero, muy amigo de los amigos, revela cuáles son las comidas que le remiten a los mejores momentos de su vida.

1. Los fideos de mi nona: nunca existió una receta. Sólo ella sabía cómo hacerlos. Eran con tuco y queso gratinado. Primero los hervía, pero el secreto era terminarlos al horno y la magia estallaba cuando el queso derretido se mezclaba con la salsa, que tenía apio, algo raro, pero que los hacía únicos. Siempre bien al dente, duritos, y de chicos nos enseñó a enrollarlos con el tenedor. Cortarlos era un pecado. Cuando volvía de Italia traía Barilla o De Cecco y para mí era una fiesta. El recuerdo del aroma que invadía su hotel mientras los cocinaba me transporta a mi infancia. A aquellos años felices diría el gordo Soriano.

2. El asado de mi viejo: el domingo en mi casa, como en la de muchos argentos, era y es quincho, mate, facturas, diario, asado, vino y fútbol ¿la fórmula de la felicidad? Papá le pide al carnicero que le corte las costillas anchas, como de 12 cm. Sabe que me gustan bien jugosas y siempre las mejores terminan, por obra y gracia del azar, en mi plato. Son un manjar. Un gran amigo dice que no conoce otro que coma más asado que yo. Ahora con parrilla propia intento hacerlo descansar al viejo. Trato de imitarlo, igualarlo, jamás.

3. Los ñoquis de mamá: de niños siempre nos preguntan ¿cuál es tu comida preferida? Ñoquis, era mi respuesta. Y la culpa la tenía mi vieja. Siempre con algo de zapallo, con una exquisita bolognesa, hecha con paleta picada, y con abundante queso rallado, pero del verdadero: el pedazo grande de reggianito que desgranaba alguno con ese rallador cilíndrico de chapa mientras otro ponía la mesa. Para nosotros el que viene en sobre es de plástico. Jamás los comimos el 29. A la vieja no le gusta programar nada.

4. Lasagna en Casino, Italia: en un viaje por Europa con mi hermano veníamos de varios días de comer barato y salteado. Típico de los que se quieren hacer los mochileros, pero no les sale. Tenemos familia en Casino, un lindo pueblo que queda a 100 km al sur de Roma. Ya en los últimos días del viaje llegamos allí a visitar a la parentela. Los tanos son los mejores anfitriones del mundo, no hay dudas. Jamás comí tanto y tan rico como en esos días. Y de todo lo que nos ofrecieron la lasagna casera que hizo la tía Dorina era como admirar el David de Miguel Ángel. Tenía esa perfección. Rellena con bolognesa y con un toque final de mozzarella di búffala, sublime. Me decían que era solo la entrada. Ma que entrada. Primi piatti, secondi piatti, fue amor a primera vista.

5. La pizza de Guerrin: Me encanta la pizza y por suerte pude disfrutarla en muchos lugares y de los estilos más variados: en Nápoles, en Venezia, en Costa Rica, en Brasil, en San Martín de los Andes, en Tulúm, en Sudáfrica. Ninguna como la fugazzeta rellena de Guerrín, a unas cuadras del Obelisco por Av. Corrientes, en Buenos Aires. La masa es increíble, pero la muzarella es el secreto. No falla y cada vez que me voy de ahí pienso que es la mejor de todas. Teatro, recorrido por librerías hermosas y Guerrín. Buenos Aires al palo.

Para conocer más a Juanjo:

https://www.facebook.com/juanjose.larrondo

Su blog, avolarblog.com


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