Una improvisada pasta seca con pesto

Nada como comer algo sencillo con productos frescos.

Una improvisada pasta seca con pesto

Nada como comer algo sencillo con productos frescos.

Es de noche, el día tuvo su celebración patria y la noche se lleva los últimos cartuchos de un día soleado pero fresco. La palabra Locro, empanada, asadito, sonó mucho más que de costumbre. Hay que cocinar o comer las sobras, como no las hay, improvisamos una pasta seca acompañada de un pesto, algo sencillo y adictivo en mi último tiempo, que incluye productos de huerta y frescos.

Ahí vamos

La pasta elegida es Rigatoni, importada, 80 $ comen tres. Agua, sal, tapa y al fuego.

El pesto tiene la versatilidad de levantarle el alma a una comida sin espíritu desde su concepción, sumado a que lleva componentes que podemos tener tranquilamente en casa y si eso termina generando la idea de poder tener una huerta propia, que no es necesario tener grandes superficies de espacio para desarrollarla, gol de mediacancha.

Rúcula, una planta que crece todo el año, señora, señor, es cuatro estaciones y puede tenerla en un cajón del patio, del balcón o de la terraza.

Albahaca. Una planta al sol y bien regada puede darle grandes satisfacciones, la pasta sin albahaca es como ver una película sin final.

Y por último nueces, ¿quién no tiene un puñado en su casa? Las mías son orgánicas de Fernández Oro.

Mortero, preferentemente de piedra, sino se usa el que hay. Rúcula (cortada en cachitos a mano), albahaca y nuez. Machacamos y machacamos. Tal vez aportamos un chorrito de oliva para darle más consistencia al mejunje.

Reservamos el pesto en un cuenco o plato, y regamos nuevamente con oliva.

Rallamos un pedazo de queso fresco, en este caso mi elegido es 4 Esquinas del maestro quesero Mauricio Couly (salé más barato que en el súper y es mejor, obvio)

Sacamos la pasta al dente, con una espumadera. Emplatamos en plato hondo sumamos el pesto, aportamos oliva y le sumamos el queso.

Un vaso de Pinot, vaso, podemos prescindir de la copa de vez en cuando. Un pedazo de pan y a la mesa.

El día se va, la noche se apropia de todo y el pesto es algo que deberíamos hacer todos cotidianamente. Sano y rico, nosotros tallamos la identidad del paladar, no lo olvidemos. Si no lo comemos, lo olvidamos, sino lo conocemos lo perdemos.

Pasta Rigatoni 500 gramos

Rúcula, albahaca, nuez C/N

Queso 4 Esquinas 300 grs.

Aceite de oliva C/N

Sal

Pimienta


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