Primeras viñas de Lagarde, la bisagra de los territorios

En la discusión entre vinos minerales, tizas y calicatas surge un caldo que acaba de estrenarse y que aporta una mirada pura sobre los suelos.

Primeras viñas de Lagarde, la bisagra de los territorios

En la discusión entre vinos minerales, tizas y calicatas surge un caldo que acaba de estrenarse y que aporta una mirada pura sobre los suelos.

Primeras viñas de Lagarde, la bisagra de los territorios

En la discusión entre vinos minerales, tizas y calicatas surge un caldo que acaba de estrenarse y que aporta una mirada pura sobre los suelos.

Cuando conocí Bodega Lagarde en Luján de Cuyo, Mendoza, entendí la búsqueda dentro de su propia identidad hacia un vino constante (no monótono) que todo el tiempo se mejora. Con tan solo salir a dar una vuelta por los viñedos de la finca sobre la calle San Martín uno comprende el sentido de muchas cosas que allí suceden. La huerta orgánica que provee al restaurante, el respeto por la flora autóctona, la estiba en un marco súper respetable para los vinos y el correlato del progreso que se incorpora sabiamente en muchas cosas. Esta bodega centenaria cuenta con varias regiones donde se encuentran sus viñedos y es ahí donde se produce un cambio real.

Con la brisa del futuro pegándole de lleno en la cara descorchamos un malbec 2015 de la línea primeras viñas, presentado en septiembre. Un atajo de fruta y verdadero equilibrio en el laberinto del bombardeo de vinos cotidianos. Una transferencia del suelo sin escalas en medio de los debates estériles de la tiza, las piedras y la máquina de hacer calicatas.

El sello sin lugar a dudas lo aporta su suelo indomable a 1400 metros de altura, arenoso con población de canto rodado y buena presencia de arcilla. En la finca Aguas Verdes de Gualtallary hay una búsqueda incesante, me lo cuenta Sofía Pescarmona una de las responsables de la bodega. Esta parte de la viña nació en 2005.

Este malbec que hoy recomendamos durmió en una enorme cuba de roble francés de 4200 litros con toda esa potencialidad mineral proveniente del suelo permitiendo que la madera sea una visita fugaz, sin protagonismo y sin ausencia.

Elegante, frutado y mineral. Un vino soñado. En nariz las flores tiene una presencia absoluta. “Con taninos muy expresivos y una tensión muy apropiada”, expresa Juan Roby, enólogo de Lagarde.

Es muy interesante la forma de agricultura que desarrollan en ese territorio.

“La idea es respetar todas las especies y la flora autóctona en varias hectáreas de la finca”, cuenta Sofía mientras Roby descorcha vinos y vamos de una región a la otra como caballos desbocados en busca del amanecer.

Hermoso vino, luminoso, esperanzador y sobre todo manteniendo tipicidad y personalidad de un varietal que sigue reinando en las tierras mendocinas.

Un león que se relame la fruta y la piedra cuando todo parece demasiado chato y desbastado.

Recomendable en absoluto este vino perteneciente a una partida limitada de 5283 botellas.

Ojalá den con una de ellas. Es menos difícil de lo que parece.


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