Así es el Comedor de Narda

Una de las mejores cocineras de nuestro país montó su restaurante con un concepto muy interesante sobre la alimentación saludable y la trazabilidad.

Así es el Comedor de Narda

Una de las mejores cocineras de nuestro país montó su restaurante con un concepto muy interesante sobre la alimentación saludable y la trazabilidad.

Así es el Comedor de Narda

Una de las mejores cocineras de nuestro país montó su restaurante con un concepto muy interesante sobre la alimentación saludable y la trazabilidad.

Desde que Narda Lepes inauguró el Comedor muero por ir. Hace 4 meses que no paro de escuchar las geniales experiencias vividas por quienes asisten al restaurante de Calle Sucre al 600, cuadra que se re puso donde además esta Fernando Trocca con Sucre y El zorrito Von Quintiero con Bruni, es decir una buena encrucijada de morfi rico.

Conozco todo el esfuerzo de Narda y la concepción que trabajó para montar uno de los sitios más lindos y ricos de los últimos tiempos.

Es un sitio luminoso. Amplio, con profundidad y frescura.

Es un sitio funcional desde cero y en su escuadra variopinta de personal tiene guardado un as en la manga, entre varios ases que siempre estarán jugando.

Todos están conectados con la idea central del comedor y todos la defienden cuidándola y dejándola que fluya. Comedor diario, donde los vegetales no son guarnición. Todos los días un color, una proteína, un producto. Narda es una estudiosa del asunto y una de las voces cantantes sobre la buena alimentación. Insistidora y práctica desde todo punto, una de las cocineras más representativas de las últimas décadas no solo ocupa lugares estratégicos en la tele sino que suma contenido al back up sobre literatura gastronómica desde varios puntos.

Narda es simple y directa.Tiene cientos de mercados, ferias y países recorridos.

Desde pequeña ha sido estimulada sensorial y culturalmente con respecto al producto y ha tenido acceso a muchas cosas que la han marcado.

En simultáneo con el restaurante, lanzó Ñam Ñam, su último libro sobre alimentación en la primera infancia. Una obra basada en la experiencia de Narda con su hija Leia, luego de chequear entre otras cosas varios sistemas pediátricos de muchos países. Un gran gran libro.

El comedor es un poco eso. trazabilidad, producto, comer rico y comer bien. Además de tener una concepción del trabajo humano cotidiano muy considerada. Por ejemplo muchas mujeres del salón son señoras mayores que quizá no tendrían demasiadas oportunidades en un mercado laboral agresivo como el nuestro. Ellas tienen el ejercicio de haber laburado mucho en casas, cuidando pibes, cocinando, y no es raro ver a varias señoras atendiendo el salón. También algunas cuestiones de espacio en la construcción de la cocina fueron hechas con un fin, como los pasillos, un poco más anchos para que ninguna mujer tenga que pasar por situaciones incomodas de roce cotidiano por la dinámica misma del trabajo. “para que no apoyen a nadie” Narda dixit.

Tuve la chance de probar varias cosas y almorzar con la dueña de casa. Es decir explicación de todo y disfrute absoluto de primera mano.

Empezamos.

Una manteca hecha por Mauricio Couly con flores y unas rodajas del pan de masa madre cotidiano del comedor. Cross de mandíbula a la bolsa de placer que tenemos en la boca. Como si fuese un beso que activa todo.

Luego comenzaron a llegar. Ensaladas de damascos, súper fresca. Sobre un costado del plato una mano de chile, sobre otro una pintadita de yogurt ambos trazos sobre el plato, de un lado pica, del otro calma.

“Comé plantas, comé rico, tomá más agua, probá cosas nuevas” es el lema del Comedor. En nuestra mesa aterriza una crema/puré de papa (el mejor que probé junto con el que hace Tony en La Toscana) con una cebolla increíblemente cocinada, semillas, flores y hierbas. El jugo de carne que tiene es fuego, una reducción de 3 días seguidos. No se como definirlo, podría beberlo y hasta masticarlo durante varias horas. Es de las cosas mas sabrosas que he probado.

Luego una tempura de zucchinis con una crema de miso zarpadamente bien hecha y rica y un tofu trash que emociona y hace chiquito y silencioso todo aquel prejuicio que tiene el tofu, generalmente por gente que jamás le dio una chance.

En el medio algunas camareras le acercaban a Narda postres que iban probando para ajustar e incluir en la cotidiana del comedor diario.

Cebolla frita, berenjena, Katsuobushi, huevo, arroz crocante y algas para coronar lo salado sobre un cuenco de barro. Narda mete cucharas y revuelve todo. En síntesis un manjar que nos deja a todos con la boca abierta.

Luego algunos postres/tortas con pistachos, higos, cítricos.

La impronta vegetal en los platos logra meter a las plantas como protagonistas en una sociedad que cada vez las consume menos y las estigmatiza considerándolas guarnición de todo.

Narda Lepes ha logrado tejer una red de productores de diferentes cosas que proveen a su restaurante. Alimentos, especias, condimentos, objetos, en todo esta la mano de mujeres y hombres de todo el país aportando a la causa.

Comedor Narda, uno de los sitios obligados en Buenos Aires para entender la idea de una de las mejores cocineras de los últimos años que viene sumando infinidad de cosas a la cultura gastronómica argentina.


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