A correr que se termina el mundo

El fenómeno masivo del running en un libro que habla de desafíos y sensaciones.

A correr que se termina el mundo

El fenómeno masivo del running en un libro que habla de desafíos y sensaciones.

A correr que se termina el mundo

El fenómeno masivo del running en un libro que habla de desafíos y sensaciones.

“A correr que se acaba el mundo”, un libro del periodista Osvaldo Marzullo, relata sensaciones y experiencias basadas en el bienestar físico, psíquico y emocional que brinda el running, la práctica deportiva de mayor crecimiento en la Argentina en la última década.

“En la Argentina –dice el autor- el crecimiento fue tal en los últimos años que bien podríamos hablar de La Década Corrida”.

“A correr que se acaba el mundo” narra la particularidad de este fenómeno mundial y local y subraya que desde que el mundo es mundo, correr es “sinónimo de libertad, de energía, de movimiento” y remarca que se trata de un ejercicio físico que fortalece el cuerpo, la mente y el espíritu en “idénticas proporciones”.

Lejos de los consejos o de la solemnidad del manual deportivo, este libro publicado por Aguilar habla de desafíos y experiencias y ayuda a descubrir esa fuente de energía para el alma que es el running y la felicidad que se irradia cuando los pies entran en acción.

Dividido en 21 km (capítulos), como una media maratón, con una entrada en calor (prólogo) y una relajación final (epílogo), “A correr que se acaba el mundo” repasa sentimientos y vibraciones comunes a todos los seres humanos, corredores o no, como los deseos de superación, la importancia de los afectos, el paso del tiempo, los miedos, los éxitos, los fracasos, y la actitud ante la vida.

Como corredor aficionado, Marzullo resalta valores como la solidaridad, la alegría y la energía positiva que distinguen al running, la práctica deportiva que solo en Buenos Aires y alrededores tiene más de medio millón de adeptos regulares y mueve miles de personas todos los fines de semana en las distintas carreras de calle.

“Correr es una práctica simple y ecónomica: no requiere pagar un club o un gimnasio, y no se necesita de una cancha o equipamiento especial. Se puede andar por cualquier calle o parque y sólo se precisa tener un par de zapatillas”, destaca Marzullo, para quien este fenómeno “tiene que ver con un redescubrimiento de la vida sana como arma para combatir el estrés de la vida moderna y sentirse mejor”.


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