14 años de cárcel por abusar de dos hermanitos

Era la pareja de la madre de las víctimas y vivían en la misma casa. El calvario fue vivido por una nena de 10 años y su hermanito de 8. Todo salió a la luz cuando la niña se lo contó a una compañerita.

ROCA (AR).- Un hombre fue condenado ayer a 14 años de prisión, acusado de abusar de los dos hijos de su concubina con quienes vivía. Los relatos de las pequeñas víctimas -una nena de diez años y un nene de ocho- fueron coherentes y sin tendencia a la mendacidad o fabulación, según los especialistas.

El condenado, quien sólo será identificado con las iniciales de A.A.Z. para no identificar a los menores con quienes compartió varios años de sus vidas, aseguró en la declaración indagatoria durante la instrucción de la causa que «la madre de su concubina le estaba llenando la cabeza».

Los casos salieron a la luz, cuando la nena de diez años, le contó sus padecimientos a una compañerita de escuela. Esta nena también había sido abusada, por lo que de inmediato le contó a su maestra, y ésta a la directora quien se comunicó con el padre de los chicos y le contó la charla que había tenido con la nena.

Según declaró la niña, a la primera que le contó fue a su compañerita de colegio. «Estábamos las dos en el recreo y ahí le dije todo. Ella me dijo que le dijera a mi mamá, pero yo tenía miedo que le haga algo a mi mamá, porque él le pegaba y ella también».

Con respecto a las traumáticas situaciones vividas, la nena dijo que ocurría siempre que salía su mamá a la noche. «Él se venía a mi cama y se subía arriba mío… lo hizo muchas veces, desde que vivíamos en la otra casa… Cuando mi mamá salía, él me despertaba, me bajaba la bombacha y me dejaba la remera».

La pequeña, que declaró bajo la modalidad de Cámara Gesell, aseguró que en varias oportunidades la situación le causó dolor físico, pero que «él me tapaba la boca».

La pequeña también se refirió a las amenazas que recibía para que la situación no saliera a la luz. «Me decía que no contara nada a nadie, porque él iba a ir preso y a mí me iban a mandar a una escuela hogar… sé que es un lugar donde te hacen estudiar, y si te portás mal te pegan», señaló la nena.

Tras contarle a su compañerita de grado, la niña se lo contó también a su hermano de ocho años, quien tras escucharla, le dijo que a él también le hacía lo mismo.

El nene dijo que la terrible experiencia la había vivido en una casa en la que anteriormente vivían. «Me hizo sacar la ropa de abajo y se subía arriba mío». Luego contó que «me llevó a un departamento que estaba lejos de mi casa y que no era de él. Me parece que era de una chica… la pieza era chica, tenía una cama y un baño. Después no quise ir más con él. Esquivando para que no me bañe con él…, me parece que dos o tres veces me bañé y ahí también me empezó a tocar y todo eso».

El camarista Aldo Rolando señaló en la sentencia que «las posteriores declaraciones de ambos menores, materializadas a través de la Cámara Gesell (obviamente dentro del ámbito de intimidad y confianza más propicio que posibilita el sistema), no hicieron más que ratificar y ampliar las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrieron los sucesos, cuya autoría se atribuye a A.A.Z. incluso representando con el empleo de muñecos, las distintas posturas de víctimas y victimarios, que por imposición de éste, ambos menores debieron soportar, ante la advertencia del sujeto de que él iría preso y ellos a un hogar de menores». La condena fue por unanimidad.


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