8 veces sí quiero

Elizabeth Taylor se casó por primera vez en 1950 a los 18 años con el heredero de la cadena hotelera Nicky Hilton. El matrimonio duró 203 días y colapsó en medio de abusos verbales y físicos, tras una fastuosa boda y una larga luna de miel en Europa. En 1952 se casó con la estrella de cine y televisión británica Michael Wilding, 19 años mayor que ella. Tuvieron dos hijos, Michael Jr. y Christopher. Si bien Taylor dijo que Wilding le había dado estabilidad, no fue suficiente para ella. Pidió el divorcio en 1956 y, pocos días después de su separación, el productor Michael Todd -de 49 años entonces- le pidió la mano. De carácter fuerte y dominante, fue el primer gran amor de Taylor. Tuvieron una hija, Elizabeth Frances, en agosto de 1957, pero siete meses después un trágico accidente aéreo mató a Todd en New Mexico. Devastada, la actriz fue al funeral de su marido con su mejor amigo, el cantante Eddie Fisher, con quien luego tuvo un romance y se terminó casando en 1959. El caso fue un escándalo porque ella también era amiga de la mujer de Eddie, Debbie Reynolds. Luego vino “Cleopatra” (1962), “seguramente la pieza más estrafalaria que haya perpetrado la industria del entretenimiento”, como dijo ella misma sobre la producción. En el set de filmación conoció a Burton y se casaron en 1964 en Montreal. Para ese momento estaban filmando “Quién le teme a Virginia Woolff”, el desgarrador retrato de un matrimonio destrozado por la bebida y el desánimo. Se divorciaron en junio de 1974 y se volvieron a casar en octubre del año siguiente en Botsuana, para divorciarse de nuevo en 1976. El divorcio dejó a Taylor alcoholizada y con su carrera en declive. Su séptimo marido, el senador John Warner, no consiguió curarle la tristeza. Estuvieron casados de 1976 a 1982. Después de varios períodos en la clínica Betty Ford de California en los años 80, consiguió superar el alcoholismo y la dependencia a los fármacos y se convirtió en el paladín de la ayuda a las víctimas del sida. En 1991 sorprendió al mundo cuando se casó por octava vez: ahora su marido era Larry Fortensky, un trabajador de la construcción 40 años menor que ella a quien había conocido en la rehabilitación. Se separaron amistosamente tres años después.


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