El MPN: más allá del predominio local

Gabriel Rafart*


Las dos bandas del ciclo electoral muestran tanto el reforzamiento a nivel local del partido (aún con tensiones en su élite dirigente) como la pérdida relativa de proyección nacional.


Durante el 2019, las fuerzas políticas afincadas en Neuquén tuvieron un extenso ciclo electoral. Sin duda, el más prolongado del país federal. Referimos a un tiempo con media docena de elecciones, cuyo punto de partida fue la interna partidaria del MPN de noviembre de 2018 destinada a elegir candidato a gobernador. El último capítulo fue para la participación de todo el electorado neuquino en la elección de presidente y legisladores nacionales. Resultado de todo el ciclo: el indiscutible predominio provincial del Movimiento Popular Neuquino acompañado de un debilitamiento de su “influencia nacional”.

Si hablamos de la proyección del MPN para los próximos cuatro años se debe considerar su original interna partidaria que enfrentó al vicegobernador y al gobernador. Si bien hubo un claro ganador, también el desafiante acumuló poder propio y futuro. Una vez resuelta esa contienda a favor del actual equipo gobernante, Neuquén anticipó el calendario nacional de elecciones a gobernador. En marzo se aseguró el triunfo del partido provincial. Nuevamente un pequeño mundo de ONG partidarias -colectoras- ayudaron al MPN a lograr superar la docena de triunfos consecutivos a escala provincial. En las siguientes elecciones, las PASO y la del último domingo de octubre, los actores nacionales se impusieron sobre el MPN, arrojando a este al escalón más bajo de su historia respecto a la posesión de legisladores nacionales. Efectivamente, el MPN legislativo cuenta con solo un diputado y sin senadores en la nueva composición del Congreso nacional.

Dos de los nuevos congresistas elegidos han sido piezas clave en la historia del MPN, pero durante el próximo sexenio lo serán en representación de otras fuerzas.

Curiosamente dos de los nuevos congresistas elegidos han sido piezas clave en la historia del MPN, pero durante el próximo sexenio lo serán en representación de otras fuerzas. Aun con lo último, el MPN es un partido del tipo peronista, donde las idas y vueltas siempre son posibles.

Falta mencionar los resultados de las contiendas comunales, sobre todo lo ocurrido en ciudad capital provincial. En Neuquén el MPN logró un destacado triunfo después de dos décadas resonantes derrotas. Por delante tiene el desafío de sostener ese bastión.

Las dos bandas del ciclo electoral neuquino -provincial y nacional- muestran tanto el reforzamiento a nivel local del partido provincial, aunque con muchas tensiones en su élite dirigente como también la pérdida relativa de poder efectivo en su proyección nacional. Esto último nos habla de la debilidad con que arranca el MPN en su capacidad de gran negociador, tanto con métodos transparentes como soterráneos para obtener mayores recursos que le aseguren gobernabilidad y territorialidad.

Cualquier tipo de negociación será fundamental para sostener el principal enclave extractivo que posee la provincia en Vaca Muerta. Desde ya importan los recursos federales. Y aquí la debilidad de la administración neuquina.

La falta de piezas legislativas en el Congreso con que arranca el MPN, igual que su fortaleza en términos de continuidad del predominio territorial, genera mayores compromisos y tareas para el actual ocupante del ejecutivo provincial. También para su facción partidaria. Estos tienen que sentarse en una mesa de gobernantes territoriales y de los ámbitos ministeriales donde la disputa se impone muchas veces sobre la cooperación. Esta lógica podría dejar aún más en offside al MPN por el predominio de los gobernadores pertenecientes al peronismo/kirchnerismo. En otros términos, Gutiérrez tendrá dificultades por encontrar aliados, sobre todo cuando en un tiempo se acabe el capital de legitimidad dado por una elección que en poco se verá lejana en la medida que el desafiante antes vicegobernador comience en serio su campaña por el cetro provincial.

Hay otro elemento importante en la inserción de Neuquén y del MPN en el próximo cuatrieño de los Fernández gobernantes. Hablamos de las políticas económicas sí, pero también de las que hacen al desarrollo e inclusión social de los sectores populares neuquinos.

Seguramente la coalición de peronistas de variadas cepas que empieza su gobierno del país buscara repetir con más inteligencia -debido a aprendizajes y al menor caudal de recursos- la política de desarrollo social y territorial que se dio durante el ciclo 2003-2015. Hablamos de políticas que van desde los diversos programas de “empoderamiento” directo a los sectores populares hasta los planes que ofrecen las agencias nacionales de previsión social.

Aquí nuevamente el MPN tendrá un escenario en disputa, debido a que gran parte de los recursos disponibles tendrán que desplegarse en la recuperada intendencia capitalina pudiendo no contar con suficientes para competir con los que provengan del Estado nacional. Con lo que decimos puede que se pase de la cooperación a la confrontación y viceversa.

El definitiva el MPN y Neuquén tienen una historia interesante por delante. Mucho de continuidad hacia adentro pero también más de acomodamientos y disputas frente a un escenario donde el peronismo/kirchnerismo será uno de los polos que habilitará la política futura del país. Como se coloque la dirigencia del MPN en este mundo de dos dirá mucho de su futuro.

(*) Historiador. Profesor de la Universidad Nacional del Comahue.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios