España: rescoldos de la guerra

Por Héctor Ciapuscio

Hace unos días recibió el premio «Cervantes» -estimado como el Nobel español- un escritor inconformista y francotirador que se llama Rafael Sánchez Ferlorio. Entre los jurados que resolvieron el premio estuvo un literato casi desconocido aquí, pero ahora famosísimo allá por una novela que ha logrado récords absolutos: 500.000 ejemplares desde que se publicó, una cantidad astronómica, increíble para cualquier libro en castellano que seguramente tendremos pronto en la Argentina encabezando las listas. La novela se titula «Los soldados de Salamina» (aunque no se refiere a la contienda entre griegos y persas, sino a acontecimientos de la Guerra Civil Española) y el autor se llama Javier Cercas.

Hay en torno de este «Cervantes» del 2004 varios detalles curiosos. Primero, los periodistas le preguntaron al premiado qué opinaba sobre la novela de Cercas (quien, casualmente o no tanto, fue uno de los jurados) y respondió que no lo había leído y que las novelas lo aburrían. Segundo, sin embargo el origen del libro fue una anécdota que él mismo le había relatado hace tiempo al autor sobre un episodio de finales de la Guerra Civil, disparándole un enigma que obsesionó al novelista, le llevó años de investigación y resultó central para la trama de su best seller. Tercero, esa anécdota se refería a algo que le ocurrió no a cualquiera, sino precisamente al padre de Sánchez Ferlorio, de nombre Rafael Sánchez Mazas, prominente entre los falangistas de primera hora que fogonearon ideológicamente la «Revolución Nacional» y acompañaron luego a Franco en su gobierno.

   Para dar una idea del argumento sin contar el final. Cuando en los postreros días de la Guerra Civil (1936-1939) desbandadas tropas republicanas huyeron de las triunfantes legiones franquistas que llegaban a Barcelona y se retiraron hacia la frontera francesa, algunos de sus jefes en derrota decidieron, de paso por un pueblito del Pirineo catalán, ejecutar a un grupo de presos enemigos, entre ellos Rafael Sánchez Mazas, muy reconocible ideólogo falangista. Escapado éste por casualidad del fusilamiento colectivo (las balas le rozaron el capote), huyó al bosque cercano y se refugió cubriéndose como pudo entre la maleza. Ordenada enérgicamente la búsqueda, abrió los ojos temblando y se encontró encañonado por un miliciano que lo estaba contemplando en silencio. Perseguido y perseguidor se miraron de hito en hito durante instantes para el primero eternos. A poco, se oyó el grito del comandante del pelotón republicano que preguntaba si alguien había encontrado al escapado. El miliciano que lo tuvo en la mira del fusil, respondió con un grito que no, se dio vuelta y se alejó. Al cabo de unos días, auxiliado por lugareños y finalmente alcanzado por sus camaradas del ejército nacionalista, Sánchez Mazas volvió a vivir. Fue más tarde ministro de Franco.

Ese hombre es el personaje cuya salvación en esa instancia de muerte ocupa el centro de la investigación novelada de Javier Cercas, a través de doscientas páginas con tres capítulos. En el primero cuenta la génesis del libro y los arduos pasos de la investigación que emprende. En el segundo reconstruye laboriosamente las andanzas de Sánchez Mazas, su carrera literaria y las tareas políticas que inició como correligionario y amigo de José Antonio Primo de Rivera. El tercero es el más interesante. Incluye, por ejemplo, una serie de diálogos con Roberto Bolaño (el escritor chileno emigrado de Pinochet, artífice de una obra literaria que recibió en sus últimos años -murió en el 2003, cumplidos los 50- un reconocimiento excepcional) que resultaron clave para desentrañar lo posible del enigma que disparó la obsesión del autor: quién fue aquel miliciano que salvó a Sánchez Mazas y qué explicación había para su gesto.

 

Una triste coincidencia

   

El libro que comentamos trae como introito un artículo anterior del propio Javier Cercas publicado en «El País», donde se refieren detalles poco conocidos de un hecho dramático, coincidente en tiempo, lugar y circunstancias con el de la «resurrección» de Sánchez Mazas: la muerte de un poeta insigne, el mayor de España en el siglo XX, Antonio Machado. Cuenta que Antonio llegó a Barcelona en abril de 1938 con su madre y su hermano José. Allí siguió luchando en defensa del gobierno legal. Viejo, fatigado y enfermo, escribió: «Para los políticos, para los estrategos, todo está claro: hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro… Quizá la hemos ganado». La noche del 22 de enero de 1939, cuatro días antes de que las tropas de Franco tomaran Barcelona, Machado y su familia partían en un convoy hacia la frontera francesa. En ese éxodo alucinante hicieron posada en varios pueblos. Por fin, la noche del 27, después de caminar seiscientos metros bajo la lluvia, cruzaron la frontera. Se habían visto obligados a abandonar sus maletas y no tenían dinero, pero consiguieron llegar a Collioure e instalarse en un hotel. Menos de un mes más tarde murió el poeta; su madre lo sobrevivió tres días. En el bolsillo del gabán de Antonio halló su hermano algunas pocas notas. Una de ellas era un verso, el primero de un último poema que no llegó a escribir. Quizá, podemos imaginar, reviviendo el patio natal de Sevilla, decía «Estos días azules y este sol de la infancia…»


Hace unos días recibió el premio "Cervantes" -estimado como el Nobel español- un escritor inconformista y francotirador que se llama Rafael Sánchez Ferlorio. Entre los jurados que resolvieron el premio estuvo un literato casi desconocido aquí, pero ahora famosísimo allá por una novela que ha logrado récords absolutos: 500.000 ejemplares desde que se publicó, una cantidad astronómica, increíble para cualquier libro en castellano que seguramente tendremos pronto en la Argentina encabezando las listas. La novela se titula "Los soldados de Salamina" (aunque no se refiere a la contienda entre griegos y persas, sino a acontecimientos de la Guerra Civil Española) y el autor se llama Javier Cercas.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora