La importancia de Abel Posse

Abel Posse es un escritor laureado en el país y en el exterior. Tiene en su haber trece novelas y cinco ensayos y, además, su pensamiento se expresa generosamente en artículos y reportajes de amplia difusión. Ha sido diplomático argentino y ahora ha accedido al Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.

Si algo caracteriza a Posse es su franqueza y claridad para decir las cosas. No condiciona la verdad a lo políticamente correcto y de esta forma dice lo que muchísima gente piensa pero no se anima a expresar. Sus escritos están exentos de esnobismos o de pruritos pseudointelectuales. En la Argentina de hoy esto supone un desafío notable en medio de hipocresías y del temor a expresarse con libertad. Parecería que hoy la historia es reemplazada por la memoria, pero parcial y ajustada puramente a una intención ideológica, la que a su vez es instrumento de persecución y de creación de poder. También sirve para cubrir con tonos épicos y con supuestos idealismos la más rampante corrupción y los abusos de un gobierno al que le queda poco margen para estos engaños, pero que todavía tiene capacidad para atemorizar.

No debe extrañar por lo tanto que la designación de Posse haya producido tantas declaraciones altisonantes. Algunas, como las provenientes de los gremios docentes, son comprensibles porque presumen que tendrán que negociar con alguien que no se caracteriza por su «cintura política», un eufemismo para denominar la propensión a la demagogia y a la transa. Otras han surgido, como era de esperar, de auténticos ideólogos de la izquierda, algunos de ellos lamentablemente enrolados en la venganza y en la memoria parcial. Pero otras protestas son simplemente una reacción comedida con el gobierno o con lo políticamente correcto. Hay que apuntarle a alguien que osa decir que un país no puede disolver sus Fuerzas Armadas o que recuerda que el terrorismo subversivo que mató a miles de civiles inocentes fue una de las partes de una guerra y que no puede ser hoy juez de los excesos de la otra parte.

El hecho de la designación de Abel Posse en un cargo público, y además en el área educativa, se opone de la forma más absoluta a los designios kirchneristas y a las estrategias gramscianas de gran parte de nuestro progresismo vernáculo. Pero marca un primer paso positivo hacia la pluralidad y la valoración de la cultura. Cuánto más ganaría nuestra sociedad en mérito a la reconciliación y al verdadero progreso, si muchos representantes de la cultura y de las ciencias accedieran a cargos de gobierno sin despertar la intolerancia que acompañó la designación de Posse.

 

MANUEL A. SOLANET (*)

(*) Presidente de Infupa y ex secretario de Hacienda de la Nación


Abel Posse es un escritor laureado en el país y en el exterior. Tiene en su haber trece novelas y cinco ensayos y, además, su pensamiento se expresa generosamente en artículos y reportajes de amplia difusión. Ha sido diplomático argentino y ahora ha accedido al Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.

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