Diego Peretti, un actor de riesgo
Sueña con una gira por la Patagonia y habla de “Los simuladores”.
Hay actores que hacen su fama y se echan a dormir; otros, en cambio, no comprenden el oficio sin la posibilidad de asumir riesgos.
Diego Peretti se posiciona con estos últimos, entre los que prefieren cambiar de piel en cada rol y transformarse en un ser distinto, inesperado para el público.
Así, cuando todos creían que la dupla con el director y guionista Juan Taratuto volvería a regalar una comedia romántica –como sucedió con “No sos vos, soy yo” y con “¿Quién dijo que es fácil?”–, surgió “La reconstrucción”, que actualmente se ve en los cines de la región.
Con un tono mucho más dramático, Peretti da vida en la película a Eduardo, un hombre hosco, casi salvaje y diametralmente opuesto al racional psicólogo que compone para la serie televisiva “En terapia”.
Mientras graba los capítulos que formarán parte de la segunda temporada del programa de tevé, el actor conversó con “Río Negro” sobre su trabajo y las criaturas que este año mostrarán su rostro.
–¿Cómo fue filmar esta película?
–El guión que me entregó Taratuto tenía una historia muy atrapante: la de alguien que, por su pasado, decide cortar con todos sus lazos sociales para meterse de lleno en el trabajo y que, sin quererlo, se convierte en el artífice de la reconstrucción de una familia devastada por una tragedia. Ya esa idea me pareció muy buena y estaba muy bien escrita; a partir de ahí empezamos a trabajar como normalmente hacemos con Taratuto, que es ensayar, laburar escena por escena para ver si estamos conformes, si hay algo que no nos cierra. Entonces, después de tanto trabajo con el texto, componer a Eduardo fue más sencillo.
–Cuando la historia previa del personaje no se cuenta en pantalla… ¿te resulta más costoso componer?
–No, creo que las cosas que están sugeridas, si están bien logradas y llegan al espectador como sucede en este caso, funcionan muy bien. A mí me gusta mucho que se le dé al público la posibilidad de cerrar círculos de la trama con su imaginación. En este caso, quedé realmente muy conforme con el resultado final.
–¿Te ha pasado de no quedar conforme anteriormente?
–Sí, claro. Pocas veces uno tiene la posibilidad de hacer una película que lo deje muy contento.
–El hecho de que haya una confianza con el director, ¿te facilita el trabajo?
–Obviamente, porque conozco sus gustos, su forma de trabajar y él la mía. A su vez, con Taratuto coincidimos en esto de querer hacer algo superador a lo ya hecho, tenemos cierta tendencia a no estancarnos. Todo eso hace que sigamos adelante con mucho impulso.
–¿Te gustaría dirigir?
–No, no es algo que me ponga como meta ni me interese particularmente.
–También esta película marca tu reencuentro con Alfredo Casero. ¿Cómo fue el trabajo con él?
–Con Alfredo tengo una relación entrañable, lo quiero mucho. Y como actor me parece que tiene una capacidad artística muy elevada… Nos entendemos, nos divertimos. Fue óptimo, como también lo fue con Claudia Fontán, una actriz sumamente transparente que puso el corazón e hizo una gran interpretación.
–¿Cómo fue el rodaje?
–Fue en Ushuaia, ciudad identificada como “el fin del mundo”. Pero lo cierto es que ese lugar tiene una polenta muy grande, muy dinámica. La gente allí está trabajando plenamente, no hay “achanchamiento”. Para nosotros, el hecho de estar tan lejos de los problemas que podemos llegar a tener en una ciudad grande, por ejemplo, hizo que nos concentráramos mucho en la historia y que se formara un grupo de trabajo muy compacto.
–También el paisaje aporta cierta necesaria desolación, ¿no?
–Sí, ese marco funciona como una extensión concreta del drama que plantea la historia.
–¿Cómo definirías, en pocas palabras, a esta película?
–La reconstrucción es una muy buena película, entretenida, directa, simple y muy emotiva.
Regreso a la tevé
–Ya estás trabajando en la segunda temporada de “En terapia”. ¿Qué podés adelantarnos de lo que viene?
–Habrá nuevos pacientes. Van a estar Carla Peterson y Luisana Lopilato, iba a estar Norman Briski, pero tuvo un inconveniente personal y, finalmente, no va a poder participar. Siguen Norma Aleandro, Dolores Fonzi y Leonardo Sbaraglia, y Federico Luppi, que como padre de Gastón (Germán Palacios) presenta una denuncia contra mi personaje por mala praxis.
–También se suma Mercedes Morán…
–Sí, ella interpreta a alguien clave en la historia porque a ayudará a mi personaje, Guillermo Montes, a rememorar un episodio muy traumático relacionado con la muerte de su madre. Ella hace de mi primera novia, con la que me reencuentro por casualidad porque está haciendo terapia con Lucía (Norma Aleandro) y ahí se arma una pequeña historia.
–¿Cuándo comienza a emitirse esta segunda temporada?
–Terminamos de grabar el 17 de mayo y a partir de ahí ya se pondrá al aire, por Canal 7.
–Otro de tus proyectos para este año es “Wakolda”, la película que filmaste con Lucía Puenzo. ¿Cómo fue ese trabajo?
–Es un thriller psicológico, de suspenso, que se sitúa en la Bariloche de la década del 60. Hasta allí llega el médico nazi Josef Mengele, que venía escapando de la persecución del Mossad y se encuentra con una familia; Natalia Oreiro y yo componemos a los padres de esa familia con los que Mengele se relaciona hasta transformarlos completamente.
–Luego de tantos años de oficio, ¿no extrañás un poco la psiquiatría?
–Nooo. Nada. Ni un poco.
–¿Cuánto tiempo ejerciste?
–Hice cuatro años de residencia, dos de jefatura y después dos más en forma particular y en simultáneo con mis trabajos como actor en televisión. Mientras estaba en la facultad ya había empezado en el teatro independiente.
–¿Te costó mucho soltar la profesión?
–No, después de muchos años de estudiar teatro se dio un momento propicio y me di cuenta que me gustaba más la actuación. Ahí me decidí.
–¿Cuál de los dos caminos es más costoso: el del actor o el del psiquiatra?
–Depende de las ganas que uno tenga. Definitivamente, yo tenía más ganas de trabajar en algo más artístico que científico.
–Si fueras a consultar a un psiquiatra, ¿cómo creés que te diagnosticaría?
–(Piensa). Soy un neurótico, como todos. Afortunadamente, no hay nada extremo en mi personalidad.
En este filme, decide cortar con todos sus lazos sociales para meterse de lleno en el trabajo y, sin quererlo, se convierte en el artífice de la reconstrucción de una familia.
Martín artigas
martin.artigas@gmail.com
Psiquiatra de profesión, abandonó todo para meterse de lleno en el cine y la televisión.
Hay actores que hacen su fama y se echan a dormir; otros, en cambio, no comprenden el oficio sin la posibilidad de asumir riesgos.
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