El derecho de habitar, Por Arq. Omar Reggiani11-12-03

Hablar de hábitat es hablar del ámbito donde el hombre, «con derecho a llevar una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza», desarrolla sus actividades relacionándose íntimamente con el medio, transformándolo para su supervivencia. Debemos tener muy en cuenta, entonces, cuál es el lugar físico o sitio que habita y cuáles son las posibilidades reales de desarrollar esas actividades de acuerdo con esta localización.

«La gente habita. Es decir vive. Son dos actividades inseparables.

Como sea, pero habita: algunos tienen acceso a una mansión (o a más de una); otros deben protegerse bajo la estructura de un puente; en un tugurio o conventillo cruzado por olores imprecisos, grietas y humedades; en un refugio de tablas, latas o cañas levantado en una villa de emergencia».

«Se considera a la vivienda como la unidad de habitación que satisface normas mínimas de construcción relacionadas con la seguridad, la higiene y la comodidad y que disfrute de acceso fácil a los servicios residenciales conexos de calidad adecuada, incluso sistemas de suministro de agua y desagüe, electricidad, comunicaciones y transportes, tiendas y servicios culturales y recreativos».

Cuando hablamos de vivienda nos referimos no sólo al hecho construido, a su calidad, superficie, materiales, instalaciones sino también a las relaciones que genera hacia la familia y hacia el entorno.

Es imprescindible construir viviendas, pero también se torna necesario saber qué viviendas construir y quién será el usuario de ésta y para conocer estas respuestas el camino más directo resulta el contacto con la realidad. El trabajo de gabinete no basta, porque el hábitat no es un virus aislable, ni un concepto puro, ni una geografía baldía; es un espacio donde la gente se mueve, trabaja, disfruta, sufre, interactúa, multiplica, habita.

Es muy claro, entonces, que el hecho de habitar se conjuga en una amplia franja de la población con la pobreza extrema en la que están inmersos y esa degradación margina a las personas en sus derechos básicos (salud, alimentación, educación, vivienda, seguridad, etc.), pero por otro lado se les restringe también en términos de su desarrollo como persona (inserción social, política, identidad, sentido de pertenencia, acceso a la formación y a la información, etc.), se les impide el ejercicio de su ciudadanía.

El concepto de ciudad para todos está ligado a la igualdad de sus habitantes de poseer un hábitat digno y por ende una vivienda digna, pero si tomamos estadísticas de nuestra provincia vemos que Río Negro cuenta con una población en hogares de 545.687 personas, sólo 7.135 personas se albergan en instituciones colectivas y el resto de la población en un total de 154.405 hogares, distribuidos en toda la provincia.

De ese total de hogares, 101.884 son casas (tipo A) y 19.657 departamentos, es decir que el 79% son hogares cuya residencia es confortable y puede decirse en condiciones dignas de habitabilidad («viviendas de tipo conveniente» según uno de los cinco indicadores para determinar las Necesidades Básicas Insatisfechas -NBI- de la población).

El resto de los hogares rionegrinos reside en casas tipo B, o sea que nos referimos a todas las casas que cumplen por lo menos con una de las siguientes condiciones: tienen piso de tierra o ladrillo suelto u otro material (no tienen piso de cerámica, baldosa, mosaico, mármol, madera o alfombrado), no tienen provisión de agua por cañería dentro de la vivienda o no disponen de inodoro con descarga de agua; ranchos, casillas u otros.

En el siguiente gráfico (G.1) se muestran los hogares rionegrinos en porcentuales y cómo se distribuyen por tipo de vivienda

En síntesis, el 21% de los hogares rionegrinos reside en malas condiciones en cuanto a la habitabilidad de sus viviendas. A esto debemos sumarle el déficit habitacional existente, que se manifiesta en las grandes ciudades a partir de la toma de tierra por parte de familias que han pasado de la instancia pasiva en la espera de la solución a sus problemas, a resolverlos de manera activa y «extralegal».

 

Priorizar la temática habitacional una urgencia

 

Los gobiernos locales (Estado provincial y municipal) son los responsables de la actual situación reinante y por ende los que deben poner en marcha herramientas para resolver un problema cuya solución deberá pensarse desde lo estructural y no a partir de la coyuntura.

Es imprescindible que las autoridades contemplen que los índices de Río Negro son números que reflejan el sufrimiento de mujeres, niños y hombres y que la política debe estar al servicio de la gente.

En Río Negro no se proyecta vivienda integralmente, porque no se planifica en ninguna de las áreas que le competen al Estado. Los 'lobbies' empresariales en materia constructiva son los dueños de la cantidad y distribución de los fondos del Fondo Nacional de la Vivienda -Fonavi-.

El Instituto de Planificación y Promoción de la Vivienda -IPPV- sólo «tapa baches» en esta materia, evidenciando lo que es sólo un ejemplo del desgobierno que produce la falta de planificación.

Dónde se construye, cómo y para quién, no son temas menores si pensamos en el «timón» estatal conduciendo los destinos de una provincia y más si sabemos que los gobiernos tienen fondos genuinos para intervenir en el rubro de la construcción y no para hacer «proselitismo» o beneficiar a los «amigos».

El Estado debe cumplir el rol de garante de acuerdos y para ello tendrá que articular todas sus herramientas ejecutivas con el fin de que los actores estén contenidos y no sientan que su ilegalidad y/o marginalidad habitacional es un acto delictivo, dado que, en su gran mayoría, cualquier hecho de este tipo tiene raíz en la desprotección y en el incumplimiento primario del Estado para con los derechos ciudadanos constitucionales.

Será fundamental el diálogo y las mesas de concertación para solucionar un tema que hasta hoy parece ausente en la agenda de los gobiernos.

El derecho a una vivienda digna es un párrafo en la Constitución Nacional que tendrá que pasar a ser política de Estado; los ciudadanos comienzan a verlo, es hora de que los representantes abran los ojos.


Hablar de hábitat es hablar del ámbito donde el hombre, "con derecho a llevar una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza", desarrolla sus actividades relacionándose íntimamente con el medio, transformándolo para su supervivencia. Debemos tener muy en cuenta, entonces, cuál es el lugar físico o sitio que habita y cuáles son las posibilidades reales de desarrollar esas actividades de acuerdo con esta localización.

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