A 100 meses de Cromañón: “la corrupción sigue cobrándose vidas”

Así lo advirtió en una carta a familiares de las víctimas, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano. “Algunos parece que no quieren aprender de la experiencia”, cuestionó.

El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, advirtió hoy que a 100 meses de la tragedia de Cromañón, donde murieron 194 personas durante un recital de Callejeros, “antiguas y nuevas formas de corrupción sigue cobrándose vidas humanas”. El prelado, uno de los primeros en prestar asistencia espirituales a familiares y sobrevivientes por pedido del hoy papa Francisco, criticó que “algunos parece que no quieren aprender de la experiencia” y reclamó interpelar si la sociedad en su conjunto ha aprendido algo de aquel hecho doloroso. “Los números redondos se vuelven ocasión para evocar de manera especial lo que está presente de modo permanente. Hoy se están cumpliendo 100 meses de la tragedia que de golpe formó parte de nuestra historia personal y ciudadana. Sería bueno preguntarnos qué nos dejó como sociedad y si hemos aprendido algo, aunque más no sea a valorar a los jóvenes y cuidarlos”, pidió. En una carta a las familias de los fallecidos, Lozano sostuvo que “lamentablemente antiguas y nuevas formas de corrupción siguen cobrando vidas humanas” y cuestionó que “algunos parece que no quieren aprender de la experiencia”. Tras recordar que una canción dice: “El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, consideró que se puede agregar: “pero no por eso desmemoriados”. “Guardamos en el corazón a todos los que murieron, y a sus familiares y amigos queridos. Ellos están presentes”, aseguró en la misiva. Lozano destacó que “en estos 100 meses nos hemos unido en el dolor y el sufrimiento; pero también en el cariño y la esperanza. Hemos rezado juntos, compartido lágrimas y abrazos”. “Pudimos también celebrar acontecimientos de vida y de luz en muchas familias. Los abrazo con ternura y los bendigo. Rezo por ustedes, concluyó. Lozano, siendo obispo auxiliar de Buenos Aires, fue uno de los primeros en asistir espiritualmente a los familiares por decisión del entonces cardenal Jorge Bergoglio. Tras la tragedia, ocurrida el 30 de diciembre de 2004, las iglesias fueron las primeras en reaccionar en forma institucional frente a quienes exigían respuestas y buscaban consuelo. El siniestro, según denunciaron en los días siguientes, puso al descubierto la corrupción, impericia y omisiones del poder político de la ciudad. Algunas horas después del hecho, el entonces papa Juan Pablo II envió un telegrama en el que expresó su “profundo pesar” por las numerosas muertes jóvenes. En la madrugada del 31 de diciembre de 2004, el cardenal Bergoglio visitó a heridos en hospitales. Además, encomendó a monseñor Eduardo García, uno de sus colaboradores, a celebrar misa en el cruce de las calles Bartolomé Mitre y Ecuador, a cien metros del lugar de la tragedia, donde familiares y amigos levantaron una suerte de santuario. Fuente DyN

BUENOS AIRES


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