A 3 años de los atentados, Bush dijo que perseguirá a terroristas

En Nueva York se realizó un sentido homenaje a los muertos.

Estados Unidos recordó ayer los traumáticos atentados del 11 de septiembre de hace tres años, en unas ceremonias ensombrecidas por los recientes atentados terroristas, el incremento de muertos en Irak y la feroz campaña electoral de las presidenciales.

El presidente estadounidense, George W. Bush, llamó a una implacable persecución de los terroristas alrededor del mundo. «Estados Unidos está determinado a permanecer en la ofensiva y a perseguir a los terroristas donde quiera que entrenen, se escondan o intenten establecerse», afirmó Bush en un mensaje radial al país desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, junto a familiares de las víctimas de los atentados que golpearon a las ciudades de Nueva York y Washington.

«Hemos conducido esta campaña desde las montañas de Afganistán hasta el corazón de Medio Oriente, el cuerno de Africa y las islas de las Filipinas, hasta células escondidas en nuestro propio país», señaló.

Bush pronunció su discurso poco después del minuto de silencio que se llevó a cabo en la Casa Blanca en honor a las víctimas del 11 de setiembre. «Tres años atrás, la lucha del bien contra el mal fue reducida a una sola mañana. En el espacio de sólo 102 minutos, nuestro país perdió más ciudadanos de los que se perdieron en el ataque de Pearl Harbour», afirmó Bush.

El rival demócrata de Bush, John Kerry, que ha acusado al presidente de usar la guerra contra el terrorismo como instrumento político para asustar al pueblo, asistió a una conmemoración en Boston (noreste). «Si el 11 de septiembre fue el peor día que hemos vivido, al mismo tiempo sacó lo mejor de nosotros», dijo Kerry.

En la Zona Cero de Nueva York, epicentro de la jornada de conmemoración, padres y

abuelos leyeron los nombres de las 2.749 personas que murieron ahí con la voz entrecortada por el dolor. «No hay nombre para el padre que pierde a un hijo, del mismo modo que no hay palabras para describir su pena», dijo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, al principio de la ceremonia.

El tercer aniversario será quizás la última oportunidad para las familias de descender hasta el hueco dejado por las Torres Gemelas, dado el avance de los planes de reconstrucción.

Las familias aguardaban a la lectura de su ser querido y luego se dirigían a dos pequeños estanques que marcaban la huella de las Torres Gemelas a depositar flores y notas de recuerdo. Otros llevaban retratos con mensajes que combinaban tristeza con expresiones de ira, deseos de venganza y algún que otro reproche a las autoridades, acusada por algunos familiares de no haber explicado suficientemente las circunstancias que permitieron los atentados. «Esperando justicia», decía una de las pancartas.

Anoche, dos haces de luz se elevaron al cielo desde el emplazamiento de las Torres Gemelas, como ocurre cada aniversario.

En Washington se celebró otra ceremonia por las 184 víctimas del Pentágono, mientras que en Pensilvania se honró la memoria de los 44 muertos en el lugar donde se estrelló el avión en que viajaban después de que se rebelasen contra los secuestradores.

El temor a nuevos ataques sigue vivo entre los norteamericanos y fue alimentado en los últimos días por las escenas vividas en la matanza de la escuela de Beslan, Rusia, y el atentado contra la embajada australiana de Yakarta. El viernes el departamento de Estado advirtió a sus ciudadanos en el extranjero que estuviesen atentos puesto que Al Qaeda trata de perpetrar atentados contra intereses norteamericanos que podrían recurrir a agentes biológicos y químicos.

 

(AFP/DPA)

Los familiares y el uso político de los ataques

NUEVA YORK (DPA) – Cuando David Potori piensa en cómo murió su hermano James el 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center, se siente más triste que nunca. Casi diaramente recibe cartas y e-mails de ciudadanos estadounidenses que cuestionan su patriotismo y le piden que se calle la boca ya.

Potori es el coordinador de un grupo de deudos que acusa al presidente George W. Bush de capitalizar políticamente la tragedia del 11 de septiembre, primero para la guerra en Irak y ahora para su campaña reeleccionista. Hace unos días, en vísperas de que se recuerde por tercer año consecutivo a las víctimas de los atentados terroristas con una ceremonia luctuosa en la «zona cero», los aproximadamente 130 miembros de la organización «Familias del 11 de Septiembre por un Mañana Pacífico» se lanzaron a la calle para manifestarse contra la convención del Partido Republicano en Nueva York, donde Bush fue alabado como garante de una exitosa «guerra contra el terrorismo».

La fuerza militar es la respuesta equivocada, insisten los miembros de «Familias por un Mañana Pacífico». Ellos también son partidarios de que se persiga y castigue a los autores de los atentados terroristas. Sin embargo, advierten de que «las represalias guerreristas sólo llevan a una escalada de la violencia».

Opiniones como ésta son motivo de disgusto para James Boyle, cuyo hijo Michael, un bombero, murió el 11 de septiembre en el World Trade Center. El próximo 2 de noviembre, Boyle dará su voto «sin ninguna duda» a Bush, ya que «este hombre está afrontando correctamente el problema (del terrorismo)». Además, desde la tribuna de la convención republicana, tres mujeres de Nueva York, que también perdieron a familiares, llamaron a todos los estadounidenses a apoyar «la lucha de George Bush» en recuerdo a las víctimas del terrorismo.

Muchos acusan a los dos partidos de politizar el duelo. Por ejemplo, Carie Lemack, cuya madre se encontraba en el avión que los terroristas proyectaron contra la torre norte del World Trade Center, dirigió una carta a los republicanos y a los demócratas pidiéndoles que no utilicen imágenes del 11-S durante la campaña electoral.

Un mar de lágrimas en el «Ground Zero»

Un mar de lágrimas llenó una vez más Ground Zero y el hueco dejado por las Torres Gemelas en el recordatorio de los más de 2. 700 muertos en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York marcado por una ceremonia protagonizada en esta ocasión por padres y abuelos de las víctimas.

En un día ligeramente nublado, las familias empezaron a llegar a la emplanada en que se alzaban los rascacielos bastante antes del primer minuto de silencio, a las 08H46, coincidiendo con la hora en que el primer avión impactó en la Torre Norte y que significó el inicio de la ceremonia. «Tío Dan, te has ido pero no te hemos olvidado», «Un compañero de clase recordado» escribían espontáneamente a un lado del listado de nombres, sobre un fondo de bandera norteamericana, que colgaba cerca de los accesos a la Zona Cero.

En un andamio la gente había colgado banderas de países de las víctimas entre las que predominaban las enseñas latinoamericanas: Guatemala, Honduras, Ecuador, Nicaragua, Colombia… «Cuando estaba buscando a mis dos amigos entre las ruinas» de las Torres Gemelas «me hice la promesa de que, si no los encontrábamos, me encargaría de que nunca los olvidásemos», explicó Fabrizio Bivona, un medico de los bomberos de Nueva Jersey.

Bivona llevaba en sus manos un ejemplar del libro que escribió en honor de sus dos compañeros y amigos, John Skala y el teniente Robert Cirri, «Idos pero no olvidados. Tributo a las voces no escuchadas», y que el mismo editó. Tres años después, Bivona no dudaba de lo apropiado se seguir conmemorando los atentados y explicaba que el recordatorio les hace bien a las familias de las víctimas.


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