A caballo y con una cueca dieron el “sí” y recrearon un ritual ancestral

Visibilizar el arte popular de la zona fue el objetivo. Bailarines y pobladores disfrutaron de las actividades que pretenden recrear costumbres campestres.

Dos costumbres ancestrales del Norte neuquino, el casamiento campesino y la trilla que actualmente están casi desaparecidas, fueron recreadas el último fin de semana en el marco del tercer Encuentro del Cantor y la Mujer Campesina celebrado en Chos Malal.

El acontecimiento, organizado por la asociación cultural La Viciera, desde hace tres años pretende rescatar y visibilizar el arte popular de la zona y en particular homenajear a la mujer campesina, hacedora de familias, criancera, cantora y horticultora.

Durante tres días el encuentro ofreció música, artesanías, danzas, destrezas criollas, comidas típicas, el tradicional asado de chivito criollo, y dos recreaciones consideradas ancestrales como lo son el casamiento campesino y la trilla.

El casamiento se desarrollo entrada la noche del sábado en el predio ferial de Chos Malal, donde tuvo lugar el encuentro, y fue atentamente observado por una multitud calculada en más de dos mil personas que mediante aplausos y vítores aprobó la impecable puesta en escena.

La recreación tuvo de todo: desde la cantora popular que interpretó los tradicionales parabienes a la pareja, que llegó a caballo al lugar junto a los padrinos y familiares, puso el marco musical al tradicional baile de la cueca, la danza típica de la zona que se utiliza para sellar un matrimonio.

La trilla

El otro acontecimiento sobresaliente estuvo marcado por la trilla, una forma muy antigua de recuperar los granos de trigo utilizando una tropilla de yeguas que durante varias horas galopan en círculo sobre las espigas previamente cortadas y secadas y colocadas estratégicamente sobre el piso.

Se hizo entre la mañana y la tarde de ayer con un imponente marco de público que pudo observar la habilidad de la gente de campo manejando las horquillas para distribuir las espigas en el círculo, y la destreza de los jinetes conduciendo la tropilla para apisonar el cereal y lograr separar el grano de la paja.

Esta labor, tal como se hacía en el pasado, también tuvo la presencia de una cantora, bailarines y pobladores de distintas partes de la zona que asumieron la organización y el trabajo de la trilla.

Para los organizadores del encuentro, el resultado es altamente positivo ya que con pocos recursos financieros y gran esfuerzo se logró concretar una verdadera fiesta que reunió durante tres días al menos cuatro mil personas, mayoritariamente provenientes de la zona rural.

El dato

Datos

3
mujeres campesinas fueron reconocidas por su labor como madres, productoras y líderes en sus familias.

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