A dos escalones de la gloria

Si gana los próximos dos partidos, Nadal será “1”.

Ironías del destino. Fue Robin Soderling, verdugo de Rafael Nadal en 2009, el que le abrió en esa edición la puerta al número uno a Roger Federer, campeón ese año en Roland Garros al vencer justamente al sueco en la final. En esta edición 2010, Soderling venció en cuartos al suizo y podría ofrecerle una revancha en la final al mallorquín, que si lo supera en el partido definitivo volverá a ser número 1 del mundo. Claro que antes de esta posibilidad, están las semifinales a jugarse hoy. Nadal buscará contra el sorprendente austríaco Jürgen Melzer, la primera de las dos victorias que lo separan de recuperar en este RG todo lo que perdió el año pasado en el mismo escenario. De alcanzar la gloria, el de Manacor alzará una quinta Copa de los Mosqueteros, sólo una menos que el mítico Björn Borg. Pero a Nadal no le gusta “hablar de revancha”. Tampoco del número uno: “Está ahí, pero mi objetivo más importante es el torneo, no ser número uno. Para eso queda todo el año. Roland Garros es de un año a otro”, dijo Nadal. La otra semifinal la jugarán Soderling y Thomas Berdych. Estos dos jugadores tienen estilos de juego bastante parecidos, precedidos de una fama de tenistas de saque-volea. Sin embargo el nórdico empezó a cambiar su estilo un año atrás y ahora está en la elite (N.7), mientras que Berdych, una eterna promesa, se encuentra en el puesto 17. Entre ellos se han enfrentado en ocho oportunidades desde 2005, cinco sobre superficie dura, dos en arcilla y otra en césped, y Soderling domina el mano a mano por 5-3.

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