A pura pasión restauran vehículos antiguos

Lo único que los separa es el amor por distintas marcas. Pero la pasión de unos 20 neuquinos es la restauración de vehículos viejos que recuperan el resplandor que tuvieron alguna vez.

Autos y camiones reciben la misma pasión de los restauradores.
NEUQUEN (AN)- «Ese auto era un gallinero, ni más ni menos que un gallinero. Los repuestos los trajimos en un cajón cosechero… Mirá cómo lo llevamos», dice Juan Carlos Gutiérrez mientras señala un Chevrolet que fue furor en la década del 40 del siglo pasado.

Son 20 tipos fanáticos de los fierros. El menor cumplió 18 ayer (y jura que nunca manejó en la calle) y el más grande está próximo a los 61. «Todos pibes», se ríen sentados en ronda de mate preparado en taza, un clásico de los talleres mecánicos.

Hablan, discuten, se cargan, y trabajan reparando los autos que hicieron historia y que el tiempo depositó en algún lugar insólito.

El escenario está montado en el taller de Gutiérrez ubicado al 1187 de la avenida Olascoaga donde en lo que va del año más de una decena de autos volvieron a ronronear, mientras otros (por caso un impresionante Jaguar rojo modelo 50) esperan su turno para volver a la ruta.

«No somos un club, somos simplemente un grupo de amigos que se juntó por una pasión», sintetiza Gutiérrez que sólo reconoce ser hijo de la reina de los adultos mayores de Neuquén.

Los muchachos tienen muchos y variados objetivos. Uno de ellos es restaurar una cupé «Justicialista», un prototipo de la década del 40 del que sólo se fabricaron 15 unidades, explican los mecánicos, al tiempo que aclaran que los profesionales son tres: Gutiérrez, Cayetano Saladino y Santos Flores. Los demás ponen el hombro y ejecutan.

Hace unos días hubo un compromiso de acero: restaurar un camión que fue la primera autobomba que usaron los bomberos neuquinos. Se trata de «un Reo modelo 36», asegura Roberto Búffolo, el alma más juvenil del equipo. «Es un desafío y una muestra de las cosas que se pue-den hacer en conjunto cuando hay ganas», agrega Nelson Aroca.

A los mencionados se agregan Daniel y Fabián Gutiérrez , Alfredo Fernández, José Puentes, Fabián Roa, Julio Moreno, Enrique Hermosilla y Alberto Dannunzio, entre otros.

«Los amigos de los autos antiguos» han colaborado con Cáritas y otras entidades. Y esperan sumarse a distintos festejos en la región, siempre con la intención de compartir la pasión.

«Acá no hay negocio, nada se cobra, todos aportamos lo que sea. Siempre hay una pieza que se busca y siempre hay alguien que tiene esa pieza. Esto va de boca en boca, así vamos conociendo gente que está en lo mis-mo que está uno», explicó Fabián Gutiérrez, el hijo de Juan Carlos.

Cuando las piezas no aparecen «se fabrican con el torno o a los martillazos; a veces hay que estudiar un poquito porque estamos hablando de autos que ni llegaron a fabricarse masivamente como es el caso del «Justicialista»», sostuvo Búffolo. Y enseguida agregó que ese modelo de auto «fue el primer auto con chasis de fibra de vidrio que se hizo en la Argentina».

Puentes hace más de 15 años se hizo de una cupé 47 que «armé sólo y sin saber nada, viendo y preguntando fui aprendiendo con la ayuda de mi hijo, que de los cinco años estuvo mirando lo que yo hacía». José Puentes hijo tiene ahora 17 años y «es un apasionado de los autos».

Los fierreros son todos ami-gos pero discuten con furia por la marcas. De un lado están los de Ford y del otro los de Chevrolet. «Ese es el único que Ford que an-da bien, pero levántale el capó y vas a ver a que lo mueve un Che-vrolet», lo cargaron a Búffolo sus compañeros. La referencia es para un viejo camión, impecablemente pintado en los últimos días.

«Lo he cargado con 247 cajo-nes cosecheros, nunca me falló», aseguró el hombre sintetizando el amor por los cacharros, algo que no todos pueden entender.


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