Abuelos llevan su solidaridad a parajes neuquinos

“Nehuen Che” se llama el grupo. Hace seis años que trabajan en escuelas rurales.

SOLIDARIDAD

En una tierra que supo escribir las mejores páginas de la historia de la llamada Conquista del Desierto, donde en el año 1882 se erigió el mítico Fortín Covunco, hay una escuela que lleva el número 87.

Hasta allí llegaron un grupo de abuelos de Bajada del Agrio con la bandera de la solidaridad bien en alto. Dando un lugar privilegiado a un encuentro generacional que en algunos momentos despertó más de una lágrima en los alumnos y en los abuelos. “Nehuen Che” (gente fuerte; en dialecto mapuche) se llama el grupo y cuenta con unos veinte integrantes entre abuelos y colaboradores.

Nació del interés de la misma gente y funciona de manera independiente pero cuentan con un firme y decidido apoyo del gobierno municipal que encabeza el intendente Mario Castro, quien en este último viaje acompañó a los abuelos a entregar el cargamento de donaciones.

Desde que comenzaron con esta tarea han visitado las escuelas de Bajada de los Molles, Villa Puente Picún Leufú, Las Cortaderas, Pampa Naunauco, Quintuco, Lonco Luán y el último jueves visitaron Covunco Abajo y para esto ha sido vital el acompañamiento de la comuna a través del aporte de los medios de movilidad.

“Es elogiable el trabajo que hacen los abuelos pensando en los niños y en nuestra comunidad”, dijo el director de la escuela Luis López. Agregó además que “encontrar personas como ellos que se interesen por ser solidarios con otras personas es muy importante”.

La escuela 87 cuenta con una matrícula de 20 alumnos y funciona solamente en el turno mañana con dos maestros de grado y 3 profesores que imparten clases de educación física, plástica y música. La planta funcional se completa con 5 auxiliares de servicios.

Por su parte el coordinador del grupo de abuelos “Nehuen Che”, Rodrigo Salazar, dijo que “nos gusta mucho el trabajo que hacemos y siempre estamos dispuestos a ayudar al que lo necesite”. Contó además que hace 6 años que vienen haciendo esta tarea en colegios rurales de la provincia y que la mayoría de los integrantes del grupo ronda los 80 años. “Como personas grandes nos sentimos útiles todavía”, dijo Salazar quien fue acompañado a entregar las donaciones por las abuelas de 81 años Humilde Figueroa y Berta Mora.

En tanto el intendente Mario Castro dijo que “los aliento a seguir por este camino, porque a veces es una obra que no se ve pero que se hace”. También destacó el “intercambio generacional” que se produce entre los abuelos y los alumnos.


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