Abusos de cascos azules

Por David McFadden

La primera vez que Rosa Mina Joseph se encontró con Julio César Posse, él estaba descansando vestido de civil en la playa de la localidad natal de Rosa en el sur de Haití, donde cumplía funciones como miembro de la misión de paz de Naciones Unidos.

En poco tiempo, recuerda, el marino uruguayo aparecía cada fin de semana en la chabola de su familia, prometiéndole su amor en español y criollo.

Casi un año después, cuando terminó su rotación, Posse regresó a su país. En Haití dejó a Rosa Mina Joseph, una joven de 17 años con el corazón roto y un bebé sin recursos para mantenerlo más allá de la ayuda de su modesta familia.

“Me prometió que se casaría conmigo y se haría cargo de mí”, dice una llorosa Joseph, quien ahora tiene 22 años, en una entrevista reciente en la casa de su madre en Port Salut, una localidad en el extremo suroeste de Haití.

Tras años de creciente frustración, ella y varias madres más de hijos de los conocidos como cascos azules dicen que presentarán demandas de manutención contra los ausentes padres y Naciones Unidas.

El abogado haitiano especializado en derechos humanos Mario Joseph dijo que presentará las demandas civiles en Haití este mes.

La ONU desplegó una misión de paz en Haití en el 2004 para mantener el orden tras una violenta rebelión que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide.

Desde entonces, algunos cascos azules han sido acusados de violación y otros abusos, de uso excesivo de la fuerza y de introducir involuntariamente el cólera en el país por un saneamiento inadecuado en la base empleada por los soldados de Nepal.

Rosa Mina Joseph dijo que recibió un sobre con 300 dólares en efectivo de Naciones Unidas hace dos años, cuando se estableció la paternidad del niño, nacido en el 2011. Tuvo que abandonar la escuela para cuidar del pequeño y su sueño de convertirse en enfermera se esfumó. Posse le envió una vez 100 dólares desde Uruguay, explicó, algo que nunca más se repitió.

Aunque Joseph era menor de edad cuando tuvo a su hijo, los posibles cargos penales contra el marino podrían enfrentar complicados obstáculos legales: los cascos azules no pueden ser procesados en los países en los que sirven según tratados internacionales.

“Quiero que asuma la responsabilidad de ocuparse de su hijo porque yo no puedo hacerlo sola”, dice en el patio donde pasa los días haciendo la colada y cocinando.

Ghandi Shukry, jefe de la Unidad de Conducta y Disciplina de la misión de la ONU, conocida por su acrónimo en francés Minustah, dijo que la ONU recibió 29 demandas de paternidad sobre Haití. De las reclamantes, 18 han sido catalogadas como “víctimas” por el ente, porque están recibiendo algún tipo de apoyo.

“No estamos ante una oleada de demandas recientes de paternidad. Son casos antiguos”, dijo Shukry, destacando que las relaciones sexuales de cualquier tipo entre cascos azules y residentes están prohibidas.

El funcionario de la ONU confirmó que Joseph y otras tres mujeres de Port Salut representadas por el abogado lograron determinar la paternidad de sus hijos tras análisis de ADN.

El portavoz de la Marina uruguaya, el capitán Gastón Jaunsolo, confirmó que Posse sigue en la fuerza y señaló que los militares tienen prohibido hablar con la prensa sin autorización. El número de teléfono que aparecía bajo el nombre de Posse en un listín estaba fuera de servicio. Su perfil en una red social dice que está buscando una mujer joven de entre 18 y 25 años para comenzar una familia.

El ejército uruguayo dice que ha enviado casi 3.000 soldados a Haití y recibió cuatro demandas de paternidad. (AP)

Las mujeres haitianas comenzaron a presentar demandas de paternidad contra soldados que regresaron a sus países y las abandonaron.

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Las mujeres haitianas comenzaron a presentar demandas de paternidad contra soldados que regresaron a sus países y las abandonaron.

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