Acorralado por la derecha, Barak anticipa elecciones

Su debilidad aumentó tras el fracaso con los palestinos.

Jerusalén.- El primer ministro israelí, Ehud Barak, aceptó ayer, la convocatoria de elecciones anticipadas en fecha por determinar tras ser acorralado por la oposición de derecha, que anoche consiguió hacer aprobar en primera lectura un proyecto de ley para disolver el Parlamento (Kneset).

El proyecto de ley fue aprobado por 75 votos a favor, 1 en contra y 29 abstenciones, tras una sesión maratoniana en la que el primer ministro laborista sorprendió a la Cámara con un discurso que no había sido incluido en el orden del día.

Los primeros rumores sobre la posible dimisión de Barak se disiparon rápidamente cuando éste anunció que su grupo parlamentario, el frente «Un Israel», apoyaría el proyecto de ley de la oposición para disolver la Kneset.

«Si quieren elecciones anticipadas estoy de acuerdo, sentémonos y acordemos una fecha», dijo el líder laborista dirigiéndose al jefe de la oposición, el «halcón» Ariel Sharón.

Dicho proyecto de ley estaba pendiente de votación desde hace unos cuatro meses y había sido aplazado, primero, debido al receso de verano del Parlamento israelí y, después, por la ola de violencia que estalló el pasado 28 de septiembre en Cisjordania y Gaza.

«Decidí sólo»

El primer ministro decidió apoyar el proyecto de ley para anticipar las elecciones generales tras quedar claro, a primeras horas de la tarde de ayer, que la oposición había convencido a al menos 70 de los 120 diputados del Parlamento para que votasen a favor del proyecto.

«Pedí consejo a seis o siete dirigentes del partido, escuché todas las posibilidades y decidí solo», dijo Barak anoche a la televisión israelí.

Barak, que puso así fin a uno de los gobiernos más cortos de este país, fue elegido primer ministro tras las elecciones generales de junio de 1999, en las que se impuso al candidato de la derecha nacionalista Benjamín Netanyahu.

El Ejecutivo laborista se encontraba en minoría parlamentaria desde la pasada Cumbre de Camp David entre israelíes y palestinos, cuando los partidos ortodoxos y del centro-derecha abandonaron la coalición gubernamental por considerar inaceptables las concesiones que Barak había hecho a la Autoridad Nacional Palestina.

Barak, el primer ministro israelí que más ha cedido ante los palestinos, ha pagado en ese sentido un doble precio por intentar la paz en Oriente Medio, empresa que ha acabado por costarle la jefatura del Gobierno, según los observadores.

En su discurso de anoche, el primer ministro pidió a la oposición «un acuerdo» para fijar la fecha de los comicios, que se podrían celebrar entre marzo y junio del 2001.

Un duro golpe para la paz

La caída del gobierno de Barak supone un duro golpe para el proceso de paz en Oriente Medio, interrumpido desde que el pasado 28 de septiembre, cuando estalló la segunda «intifada» contra la ocupación israelí.

La también conocida como «Intifada de Al Aqsa», en referencia a la explanada de las mezquitas de Jerusalén donde se originó, se ha cobrado hasta ahora las vidas de más de 280 palestinos y 36 israelíes y ha sumido a ambos pueblos en la peor crisis desde que firmaron el «primer Acuerdo de Oslo», en 1993.

Nabil Abu Rudaina, asesor del presidente palestino, Yaser Arafat, declinó anoche hacer comentarios sobre el adelanto de las elecciones en Israel y se limitó a decir que «se trata de un asunto interno israelí».

Sin embargo, los observadores afirman que el presidente palestino intentará llegar a un acuerdo de paz con Israel antes de las elecciones generales, para que Barak lo presente ante el electorado como piedra angular de su campaña electoral.

El primer ministro laborista, que pasará a encabezar un «gobierno de transición» cuando el Parlamento apruebe la ley, se había comprometido en su campaña electoral a convocar un referendo para que el pueblo apruebe un eventual acuerdo de paz con los palestinos.

Pero Barak podría perder también la jefatura del Partido Laborista, por el que aparentemente competirán el actual ministro de la Presidencia (sin cartera), Haim Ramón, y el actual presidente del Parlamento, Abraham Burg.

Disparos de israelíes matan a dos palestinos en Gaza

Gaza.- Un joven palestino de 16 años murió por disparos de soldados israelíes en un violento enfrentamiento que se registró ayer, en el paso fronterizo de Karni, informaron anoche fuentes médicas del hospital Shifa de la ciudad de Gaza.

Otro adolescente palestino, de 14 años, falleció horas antes en ese hospital por heridas sufridas hace tres días en los choques que tuvieron lugar en las proximidades de las localidad palestina de Rafah, en el sur de Gaza.

Aunque los enfrentamientos con el Ejército israelí disminuyeron notablemente en las últimas 48 horas, en parte debido al ayuno del mes de Ramadán -sagrado para los musulmanes-, en los diversos enfrentamientos registrados ayer en la franja de Gaza, y también en Cisjordania, resultaron heridos otros 25 palestinos.

El mes santo musulmán del Ramadán comenzó este año sin celebraciones y sin adornos en los escaparates de las tiendas de Gaza mientras la gente llora la muerte de más de 200 palestinos durante los enfrentamientos con las tropas israelíes.

Normalmente la ciudad de Gaza estaría engalanada con brillantes colores, carteles de bienvenida al mes santo colgarían de las plazas de la ciudad y los niños llevarían linternas por las calles.

Pero este año, los dos meses del conflicto palestino-israelí han ensombrecido las celebraciones al mismo tiempo que los palestinos saludan la insurrección para forzar la retirada de Israel de los territorios de Gaza y Cisjordania, capturados en la guerra de 1967.

Al menos 281 personas, la mayoría palestinos, han muerto por la violencia. Los dirigentes de Gaza, en lugar de pronunciar mensajes festivos con motivo del Ramadán, como sería lo habitual, pidieron ayer a los palestinos que asistieran al funeral de otra de las víctimas fatales.

Análisis: ¿Comienzo del fin?

El ministro de gabinete israelí Chaim Ramon dejó traslucir compasión por su jefe. Tras largas horas de consultas con el primer ministro Ehud Barak, señaló que la convocatoria anticipada a elecciones implica el «entierro» de la actual administración.

«El paciente está muerto. Sólo resta la inhumación», dijo el analista Nachum Barnea en el periódico «Yedioth Ajronoth».

Es que ayer, en el día de la votación en la Knesset, los comentaristas estuvieron de acuerdo en que, más allá del llamado a nuevas elecciones, el gobierno de Barak se encuentra a un paso de su fin, a sólo 17 meses de haber comenzado.

«La votación pondrá término a su triste gobierno, que por otra parte recién comienza», dijo el analista Shalom Jerushalami.

Barak ya no puede gobernar con sus propias fuerzas; 30 de los 120 parlamentarios de la fragmentada Knesset lo apoyan por completo e inclusive el ala izquierda de su partido «Un Israel» se manifiesta en su contra.

El primer ministro ya no tiene compañeros en el proceso de paz en Medio Oriente: debe enviar a funcionarios de bajo rango a las negociaciones con los palestinos, los planes de reforma fracasan por rechazo de la mayoría y el presupuesto de 2001 le deparó un marcado rechazo a un probable apoyo en el Parlamento.

En la actualidad el espacio de juego político es para el premier prácticamente nulo. Una victoria electoral sobre la oposición podría apenas extender limitadamente su supervivencia política.

De hecho, la continuidad del apoyo a su gobierno por parte del ultraortodoxo Partido Shas fue «comprada» con jugosas cifras millonarias.

Por otra parte, la eventual participación del ultraderechista partido Likud, de Ariel Sharon, en un gobierno de coalición le implicaría al premier descartar de plano toda posibilidad de revivir el proceso de paz. (DPA)


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