Acreedores podrán pedir embargos desde el lunes

Venció la última prórroga pedida por la Argentina.

Los acreedores privados de la Argentina podrán reclamar, a partir del lunes próximo, el embargo de activos del Estado radicados en el exterior, debido a que ayer venció la tercera prórroga que el gobierno había pedido al juez neoyorquino Thomas Griesa y el Ministerio de Economía resolvió no solicitar un nuevo aplazamiento.

Griesa no emitió ayer pronunciamiento alguno, por lo que se consideró naturalmente vencido el plazo que el juez había concedido a la Argentina para no dar trámite a los pedidos de embargo hechos por diversos acreedores.

La decisión del Gobierno de no pedir una nueva prórroga al magistrado fue anticipada en los últimos días por el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, y por el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y confirmada ayer por el jefe de prensa del Ministerio de Economía, Armando Torres.

«Hoy vence la prórroga y el gobierno argentino no presentó un pedido de prórroga», dijo Torres. A partir de esta decisión, el juez Griesa evaluará a partir del lunes si acepta o no los pedidos de embargo que pueden hacer los acreedores contra los bienes del Estado argentino.

«Hoy terminó el pedido de prórroga, pero eso no quiere decir que el juez deba expedirse» automáticamente a favor de los embargos, advirtió el funcionario.

El propio Griesa había aclarado días atrás que antes de que algún acreedor quiera cobrarle a la Argentina quedándose con alguno de sus bienes, deberá avisarle con 30 días de antelación. Tanto el Gobierno como los abogados de los acreedores coinciden en que el proceso de embargos será largo y fastidioso, y de muy compleja resolución.

En la última audiencia al respecto, el magistrado instó a ambas partes a sentarse para identificar los bienes de Buenos Aires en Estados Unidos. De todo modos, añadieron, el embargo de bienes comerciales, que no afectaría a embajadas, consulados o aviones del gobierno, ha de ser previamente notificado a la Corte, y eso no ha ocurrido. Además, el tiempo juega a favor de los fondos en forma de intereses. «No imagino que Argentina tenga muchas propiedades comerciales, no es la General Motors o Sony», dijo el juez durante la última audiencia sobre el caso. Las fuentes consultadas calificaron como muy difícil que prosperen los embargos, aunque señalaron el impacto negativo que puede tener en el esfuerzo argentino de normalizar su situación financiera.El propio ministro de Economía, Roberto Lavagna, dijo que «los acreedores no van a ganar si recurren a la justicia».

Sin embargo, pesa en contra de la posición argentina el hecho que grupos de acreedores lograron sentencias favorables y trabaron embargos recientemente contra Perú y Nicaragua.

De todos modos, el Gobierno -que debió suministrar a Griesa una nómina de sus activos radicados en el exterior- confía en que prácticamente no tiene bienes susceptibles de ser embargados,

ya que muchos de ellos, como por ejemplo las sedes de las embajadas, están protegidos por convenciones internacionales.

Paralelamente, las autoridades argentinas quieren evitar que esta posición sea interpretada como un rechazo a las negociaciones que viene llevando con los acreedores externos, y por eso realizó una nueva presentación ante el juez Griesa aclarándole la situación.

Torres informó que los representantes legales de la Argentina en Nueva York presentaron ayer a Griesa un escrito en el cual explican que las demoras en llevar adelante negociaciones con los acreedores privados se debieron «al retraso del Fondo Monetario Internacional en aprobar la primera revisión», prevista para mediados de diciembre.

De manera paralela, la cartera económica informó que analiza la posibilidad de realizar un segundo llamado para conformar el comité de bancos que ayudará al Estado a reestructurar su deuda con los acreedores privados, y negó que se haya abortado el proceso de selección tras la deserción de cuatro de las entidades que se presentaron para trabajar en Estados Unidos, Europa y Asia.

«Existen varios bancos interesados, y el proceso sigue en pie», destacó Torres.

Varios tenedores de bonos, entre ellos los denominados «fondos buitres», reclamaron ant tribunales de Estados Unidos (uno de los tantos países donde está radicada jurídicamente la deuda argentina) el embargo de activos del Estado en el exterior, lo cual no fue efectivizado hasta el momento por las sucesivas apelaciones del gobierno argentino.

(AFP y Télam)

Duras críticas

La prensa financiera internacional descargó ásperos comentarios contra la Argentina y el que el gobierno de Kirchner desenvuelve en la larga y fatigosa negociación de su pesada deuda externa.

La edición estadounidense del Financial Times (FT), sostuvo ayer que «el rencor entre Argentina y el FMI comienza a personalizarse», mientras una tradicional columna latinoamericana del Wall Street Journal (WSJ) dijo que la Argentina «juega sucio» con el Fondo Monetario Internacional.

Según el Wall Street Journal, en el siglo XIX, una moratoria de deuda impaga tan pesada, «bien le podría haber provocado un ataque militar», porque «la diplomacia de los barcos de guerra, con el envío de militares para reclamar activos- era una práctica aceptada».

Agregó que «en los dos años que transcurrieron desde el default, Argentina adoptó métodos crecientemente complicados para decirle a los acreedores que perdieron su dinero».

El diario británico reconoció que «las negociaciones entre el gobierno en bancarrota de la Argentina y el Fondo Monetario Internacional, su acreedor más importantes, raramente han sido cordiales (…), pero el miércoles, hubo una revuelta sin precedentes en el directorio del FMI».

Exportaciones fueron récord en el 2003

Las exportaciones de Argentina alcanzaron un récord de 29.349 millones de dólares en 2003, 14% más que en 2002. El intercambio comercial presentó durante el año pasado un superávit de 15.536 millones de dólares, tras concluir en diciembre con un saldo positivo de 880 millones.

Según los datos difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), las exportaciones durante el año pasado ascendieron a 29.349 millones de dólares. En tanto, las importaciones experimentaron un incremento del 54% tras completar 13.813 millones de dólares.

El superávit comercial durante el 2002 había sido de 16.720 millones, superior en 1.184 millones de dólares al resultado obtenido en 2003.

En los doce meses, el aumento del valor de los productos comercializados en el exterior obedece a una suba de los precios de exportación del nueve por ciento, y de las cantidades exportadas del cinco por ciento.

En enero-diciembre de 2003, las exportaciones crecieron un 14 por ciento, con una variación de 3.640 millones de dólares contra el 2002.

Según indicó el INDEC, el complejo soja creció a una tasa del 42 por ciento, pasando a representar el 24 por ciento de las exportaciones argentinas. También se observó un aumento de los volúmenes exportados de maíz favorecido por el crecimiento de sus precios internacionales, las exportaciones de trigo descendieron pese al incremento de sus precios. Otros productos primarios, como la miel, y los camarones y langostinos, crecieron gracias a importantes aumentos de precios que compensaron el efecto de la reducción en cantidades exportadas. (DyN)

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