Adrián Tubio expone la fuerza del color

VIEDMA (AV).- Por estos días Adrián Tubio está exponiendo una serie de pinturas en acrílico en la sede de la Asociación Amigos de lo Nuestro, en Rivadavia 148 de Viedma, y puede visitarse de 17 a 20. Lo primero que salta a la vista es una paleta muy agresiva, un golpe de colores puros que acompaña al autor desde siempre, tanto en la pintura como en la artesanía. El autor bromea con que es «tan inherente a mí que a esta altura ya debería pasar a otra cosa» Asegura que en sus obras «hay cosas de nueva figuración, del pop, del surrealismo, del expresionismo. Es un poco de todo; vivo en este mundo y se van impregnando información y vivencias; pero a fuerza de definirlo creo que lo relaciono más a la psicodelia».

Aunque bajo diferentes formas, en la mayoría de las obras aparece la figura del hombre: «Lo humano casi siempre está presente; sigue siendo una manera de objetivar la función estética de los cuadros que pinto, aunque no sea el eje ni el centro. Es un actor, y tal vez no el principal». Y acota que «si bien no lo fuerzo, me gustaría perder la forma; no caer en la mera abstracción por sí misma, sino como una superación».

Además del hombre otras constantes son los espacios y elementos marinos y algunas referencias místicas. «En la diversidad que es uno, el aspecto místico está presente; para mí el atributo que te motoriza es el arte, y eso implica una concepción de universalidad y de búsqueda de la conciencia. Creo que el arte es una forma de adquirir conciencia».

Sobre si el arte debe ir más allá de lo estético, Tubio apunta que «la persona debería trascender lo meramente estético; el arte es estética, y esa es una de las cuestiones que más me interesan. La estética entendida como una fuente de energía, donde operan la intuición y la percepción más que lo relacionado con lo mental». En esa línea sus obras resultan más de un proceso de captura de imágenes, que de la planificación.

Originario de Buenos Aires -estudió en la Escuela Bellas Artes-, anduvo dando vueltas hasta que se asentó por varios años en Bariloche y El Bolsón, y hace doce años que vive en Viedma.

Junto con la pintura, la artesanía fue uno de sus centros: «Fue y es un buen recurso para ganarse la vida. Yo soy de la generación de los que empezamos en Plaza Francia; la artesanía era una actitud de vida en esa época; ganarse la vida con cosas que uno hace y en la calle, tenía que ver con lo que pasaba en la época».

Adrián comenta que quiere mostrar sus obras: por un lado, planea realizar muestras en Jacobacci y El Bolsón, mientras que por el otro busca en internet otra forma de difusión: «Yo no tengo la posibilidad de andar por todos lados con mis cuadros, así que una página web es una buena manera de llegar a otra gente».


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