Ahora el problema es de la escuela 66

ROCA (AR).- La burocracia para atender los reclamos de los colegios de Roca sigue dejando a los alumnos sin clases. Ahora, la escuela 66 de J. J. Gómez tiene problemas eléctricos. Para solucionarlos definitivamente hay que cambiar el tablero y el cableado, pero para hacerlo hay que esperar semanas, para que Viviendas Rionegrinas realice la licitación correspondiente.

Es la quinta escuela con problemas graves que, al presentar los reclamos ante la delegación roquense del CPE, recibe la misma respuesta: hay que esperar a que se lleve a cabo la licitación. Cabe recordar los casos de los CEM 9, 42 y 11, y de la primaria 289; todos ellos con problemas de infraestructura -sistema eléctrico o calefacción- que se podrían haber previsto desde el verano.

El desperfecto de la escuela 66 se originó a partir de la ampliación del edificio. Como allí funciona además el jardín 48, se agregaron aulas y se construyó una cocina, además de un ambiente para la dirección. Al extender la red y multiplicar los aparatos eléctricos, el tablero monofásico quedó sobredimensionado, y cuando se prenden las luces en determinados sectores, se corta la electricidad.

Según indicó el director del establecimiento, Marcos Ponce, los reclamos se iniciaron hace 15 días y recién ayer se realizó una reparación provisoria. «Dijeron que el trabajo se va a realizar, pero que tenemos que esperar a que se haga la licitación. Mientras tanto, el dictado de clases se dificulta y los padres están enojados», explicó el docente. Es que, en general, las quejas de las escuelas consisten en la demora para dar una respuesta, y no en que las reparaciones no se lleven a cabo. Por otra parte, en muchos casos se ha tratado de dar soluciones provisorias, pero la mala calidad de los trabajos que se llevan a cabo soluciona los problemas por unos pocos minutos, hasta que vuelven a aparecer.

Otra de las frases que se repite en las declaraciones de los directores es la que indica que «los problemas vienen de años», o incluso, «desde que se construyó el edificio». Ese fue el caso de la escuela 289, en la que, luego de años de problemas y por el riesgo latente de electrocución, se debieron cerrar dos aulas.