Ahora, parar la bola de nieve
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Ya no queda tiempo. La Eurozona se debate en un agónico final de partido en el cual ha prolongado en exceso la decisión definitiva que ponga a salvo a Grecia de una posible quiebra. Incluso si los 17 socios de la UE, al Banco Central Europeo (BCE) y el FMI probasen hoy el último tramo de ayudas para Grecia, por 8.000 millones de euros, el mensaje que trasciende es que Europa actúa tarde, titubeante e improvisada. Ya no se habla sólo de crisis de confianza, sino del temido “contagio” a España, a Portugal, a Irlanda, a Italia… A cada minuto aumentan las chances de una “quiebra ordenada” de la economía griega, con componentes calcados de la crisis Argentina de 2001-2002. Economistas del banco francés Natixis calculan que la eventual reintroducción del dracma, la anterior moneda nacional griega, supondría una devaluación de 55% frente al euro. Eso implicaría un caos económico y social hasta avizorarse una recuperación. Austria y Holanda ya formularon sombríos pronósticos y abrieron sus paraguas. Sólo Angela Merkel en Alemania ratifica su esperanza en el megaajuste, para ganar tiempo. Todo indica, sin embargo, que no cesarán las tensiones financieras. Por eso ya no se habla tanto de Grecia, como de limitar los efectos sobre otros Estados frágiles en la zona euro. Esto es, parar la bola de nieve y evitar una explosión sistémica que conduzca a la depresión, con efectos globales. (Télam/DPA)
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