Akira Jimbo enseña la emoción en la música
Akira Jimbo es baterista, compositor, productor y arreglador japonés. Estuvo en la región para dar una clínica de batería. El músico comenzó a los 18 años a tocar el instrumento y lo hace de oído. Jamás concurrió a una escuela de música, pero logró a lo largo de 23 años de dedicación una increíble técnica personal. Asegura que para interpretar la música es más importante el feeling con el instrumento que la técnica, y que sobre el escenario no piensa en ella: siente.
NEUQUEN .- Akira Jimbo, baterista y compositor japonés, llegó ayer al valle, batería en mano, para demostrar que cuando la música se lleva en el alma, el estudio y la técnica poco importan. Ofreció una clínica de batería para alumnos y profesores de Roca y Neuquén.
A los 18 años, Jimbo tomó el primer contacto con una batería y después de 23 años de componer y tocar está seguro de que para interpretar música, ésta debe salir del alma que guía las manos por los parches de una batería.
«El feeling con el instrumento y con el público es más importante que la técnica. Si hay feeling la técnica y el estudio poco importan», explicó el baterista en un perfecto inglés.
Cuando Jimbo decidió dedicar su vida a componer e interpretar música no existían en Japón escuelas que enseñaran el arte de la batería ni libros sobre las técnicas de ese instrumento. Sus mejores maestros fueron su oído, su pasión por la música y el reconocido baterista, Steve Gad.
Por aquel entonces estaban los disco de vinilo y el tocadiscos de Jimbo no dejaba un segundo de sonar en su casa. Aprendió el arte «escuchando, escuchando y escuchando», contó. De Gad tomó los acordes que más lo impactaron y algunas técnicas básicas y así fue definiendo su propio estilo e incorporándole cosas de la música de su país natal.
«Mi estilo es una mezcla de jazz, funck, latino, algo de pop, algo de rock y algunos sonidos de intrumentos japoneses y también mucha influencia de bateristas de distintas nacionalidades y estilos diferentes», definió el músico.
En la actualidad funcionan algunas escuelas de batería en Japón, pero Jimbo insiste en que el estudio de técnicas es sólo un aporte. Tiene la metodología propia de quien enseña a través del amor a la música. «Expongo mis ideas sobre la batería y la composición musical y en base a eso los alumnos pueden aprender a tocar y perfeccionar su propia técnica», dijo el músico que dio además algunas recomendaciones para quienes buscan en la batería una manera de comunicar emociones.
«El felling es lo primero. Después hay que encontrar la diversión cuando se toca que es más importante que pensar técnicamente. Cuando ensayo pienso en la técnica, pero cuando estoy sobre un escenario y ante una platea no pienso, siento y transmito», reveló.
Con los argentinos comparte el gusto por el tango y su intérprete preferido es Astor Piazzola, «un referente único y de avanzada», dijo el baterista. Aunque nunca tuvo oportunidad de tocar tango en sus presentaciones, le gusta escucharlo.
Akira Jimbo fue maestro de banda en el Keio-Light Music Society cuando cursaba sus estudios secundarios. En la década del 80 integró el grupo Casiopea donde se destacó por su estilo de interpretación y donde desarrolló también su habilidad como compositor.
En 1986 grabó su primer placa como solitas, «Cottom» y su segundo trabajo,»Palette» se editó en Estados Unidos en 1991. En el mismo año produjo y grabó en Los Angeles la obra «Cathering» para películas de animación de Hayao Miyazaki. En 1992 y 1993 editó otros CD, y en 1994 salió a la venta el último, «Lime Pie».
NEUQUEN .- Akira Jimbo, baterista y compositor japonés, llegó ayer al valle, batería en mano, para demostrar que cuando la música se lleva en el alma, el estudio y la técnica poco importan. Ofreció una clínica de batería para alumnos y profesores de Roca y Neuquén.
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