Al fin solos… en el ciberespacio
La web genera nuevas prácticas sexuales ante las cuales los especialistas en tratar problemas de la sexualidad deben tener posición tomada y experiencia. Tal vez haya pasado poco tiempo como para establecer qué es lo normal o no: no existe aún un "Informe Kinsey" del sexo cibernético, aunque por lo pronto ya se pueden vislumbrar algunas problemáticas.
Dado su crecimiento se estima que un millón de argentinos buscan pareja, real o virtual, a través de internet el cibersexo debe ser entendido como una nueva forma de sexualidad basada, fundamentalmente, en que los estímulos principales son virtuales. Siendo así, la visión de la relación sexual como una actividad de carácter íntimo y privado entre dos personas, donde se comparten las emociones, el placer altruista, la comprensión y se fortalecen vínculos de apreciación y respeto, queda puesta en duda como prototipo de la normalidad.
Uno de los grandes atractivos de esta forma de sexualidad es la posibilidad de entregarse a sus mieles sin tener que preocuparse por la prevención de enfermedades, la eventualidad de un embarazo no deseado, la posibilidad del rechazo y otras complicaciones que conllevan las relaciones carnales reales, por no hablar de la complejidad de las relaciones de pareja y la vida sentimental.
De lo que los «eroticibernautas» no pueden escapar, al parecer, es de la necesidad de evitar la adicción a la red y el aislamiento que es capaz de provocar el mundo virtual.
«La compulsión por el uso de Internet puede tener consecuencias tanto o más graves que la adicción a las drogas, al alcohol o el juego señala la especialista, a cargo del departamento de Disfunciones Sexuales del instituto médico porteño Hálitus. Una persona adicta dedica la mayor parte de sus horas diarias a la búsqueda y al cumplimiento de sus fantasías sexuales. Este tipo de adicción puede generar comportamientos sexuales fuera de lo normal como masturbación en exceso, aislamiento y pérdida progresiva de la capacidad de relacionarse cara a cara. Y lo más importante agrega es que debe cuidarse de este tipo de prácticas a los niños.»
Sociedad de sexualidad limitada
Esta terapeuta opina que «si bien la computadora ofrece una alternativa sexual más, que puede ser agradable según la ocasión y el momento», el cibersexo «contribuye a banalizar la sexualidad y a quitarle sus rasgos más humanos y ennoblecedores».
El erotismo, señala, requiere de los sentidos, vista, oído, olfato, tacto y gusto para estimularse. Y en los encuentros virtuales, chat mediante, solo se ven palabras escritas, excepto cuando se utiliza la camarita de video. La especialista cree necesario advertir a voyeurs y exhibicionistas que «si se llegara a reemplazar la sexualidad real por la virtual, y si una persona hallara en estas prácticas mayor grado de satisfacción que en los encuentros de persona a persona», se estaría ante una «sexualidad limitada».
Los puntos a revisar, según enumera la profesional consultada: una posible personalidad adictiva, una posible baja autoestima y la necesidad de apego compulsivo a situaciones o elementos que le confirmen a la persona su valía.
SANDRA BARRETO
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