Alberto Fernández Martínez revisa el Cipolletazo

El profesor y licenciado en historia indaga sobre el levantamiento que conmovió Cipolletti en su libro “La pueblada cipoleña: fines de los ‘60”.

Alberto Fernández Martínez revisa el Cipolletazo

El profesor y licenciado en historia indaga sobre el levantamiento que conmovió Cipolletti en su libro “La pueblada cipoleña: fines de los ‘60”.

Horacio Alberto Fernández Martínez es profesor y licenciado en historia, y también un apasionado por el estudio de las denominadas “puebladas” o levantamientos sociales. Algo que en nuestro país con crisis cíclicas resulta bastante frecuente. Justamente por eso, en la última edición de la Feria del Libro de Cipolletti presentó “La pueblada cipoleña: fines de los ‘60”, que fue editado de forma independiente.

El interés por los levantamientos populares nació durante su niñez, cuando la maestra de la Escuela 131 criticaba al ya destituido Julio Dante Salto, y a su gobierno. “Yo le contaba a mi mamá, que lo defendía. Un día se cansó y fue a la escuela a hablar con ella, y tuvieron una discusión”, recordó. Desde ese entonces se propuso “estudiar a fondo el tema”, reconoció.

“Mi mamá fue la gran impulsora, ella me enseñaba la historia”, expresó.

“Salto si, otro no”, gritaban a los manifestantes a quien llevaban en andas para protegerlo.

Hace más de 13 años que viene desarrollando la tarea, y su maestra de la primaria no era sino Olga Manganaro de Chertudi, pareja de Alfredo Chertudi, el hombre elegido por Julio Dante Salto para continuar al frente de la ciudad cuando se terminó de concretar la intervención del gobierno militar.

Para él las puebladas “no toman conciencia del grado de efervescencia que pueden adquirir”, pero pueden provocar enormes cambios en la sociedad. En este caso, pese a que Salto fue finalmente destituido, se terminó por cambiar al gobierno provincial, a su gabinete y a la cabeza policial.

Si bien no es el único estudiosobre aquellos hechos que movilizaron a gran parte de la creciente población, reunió los relatos de algunos actores cuyos discursos no fueron los más difundidos, como por ejemplo el propio Chertudi, que en una primera instancia rechazó el ofrecimiento, y lamentó haber sido catalogado como el “hombre de Salto”, según relató el autor. “Salto lo señaló con el dedo y le advirtió que si no tomaba el cargo iba a haber más muertes por su culpa”, aseguró.

A la calle a defender a su representante

El Cipolletazo coincidió temporalmente con el Cordobazo y con el Rosariazo, incluso fue cercano al Rocazo, que se dio a los pocos años. Horacio consideró que se trató de un fenómeno nacional que buscó romper con el gobierno de facto y obligó al llamado anticipado a elecciones, ya que la idea del gobierno de facto era llegar hasta 1976 al mando del país.

Siguiendo el relato del libro, el 12 de septiembre de 1969 el exintendente Julio Dante Salto se encontraba en Neuquén, tomando fotografías en el desfile cívico militar que se realizaba por el aniversario de esa ciudad. Allí le informaron que un enviado del gobierno provincial se encontraba en el municipio -adonde actualmente funcionan las oficinas de Recaudación- para relevarlo de sus funciones a pedido del gobierno nacional.

Sin dilaciones, el médico y militar llegó a la ciudad y aseguró estar dispuesto a firmar el decreto por el que cesaba en sus funciones. Buscando ganar algo de tiempo manifestó necesitar sus anteojos para leer el decreto que estaba por rubricar. En esos instantes se las ingenió para que se enteren los medios de comunicación, y a los pocos minutos el lugar se llenó espontáneamente de vecinos, que se agolparon en el interior del pequeño edificio.

“Los sacaron volando”, aseguró el historiador, que tuvo que explicar que no utilizaba una metáfora, y que efectivamente los enviados desde Viedma salieron impulsados por las ventanas que daban a la calle, en lo que fue un día de “victoria popular”, consideró. Durante esos días se inmortalizó la imagen del jefe comunal cargado sobre los hombros de varios vecinos, que salieron a la calle para protegerlo. “Salto si, otro no”, gritaban.

Los días que siguieron no fueron tan alegres y se caracterizaron por un estado de sitio, con los colegios, las fábricas y las instituciones cerradas y con las calles custodiadas por la Policía. Permanentes apagones e incendios mantenían a la Policía y Bomberos en constante actividad.

A los pocos días el comandante Antonio Aller ocupó el edificio municipal, bajo las órdenes del gobernador, el ingeniero Juan Antonio Figueroa Bunge. Tras un enfrentamiento que generó heridos y varios centenares de detenidos, el militar renunció y el cargo fue ocupado momentáneamente por el ministro de Economía de la provincia, el coronel Faustino Gómez.

Finalmente la VI Brigada de Infantería tomó el poder de la comuna, y Cipolletti quedo en manos del coronel Fernando Mario Chretien. Se impuso un toque de queda, se produjeron detenciones, allanamientos, y el estallido finalmente fue controlado. Esto es algo que no habría sido posible sin el apoyo clave de cierto sector de la sociedad cipoleña, aclaró.

Cipolletti vs. Roca, el clásico regional

Fernández hizo hincapié en la rivalidad que se fue generando entre las dos ciudades. Por ejemplo, contó que en medio de esos fríos días previos al levantamiento en Cipolletti, parte de la élite roquense se reunió y reclamó al gobierno provincial que se concrete la remoción de Salto. Era el único comisionado que no había presentado la renuncia automática, y se sabía que contaba con el aval de Onganía.

Se empezó a hablar allí sobre obras públicas y se fantaseaba con la idea de un camino que conectase a Roca con la cordillera, mediante Paso Córdova y de Salto como un peligro para esos planes. “Hasta la Fiesta de la Manzana fue objeto de disputa”, resaltó.

“La maestra criticaba a Salto y yo le contaba a mi mamá, que lo bancaba. Un día se cansó y fue a la escuela a hablar con ella, y tuvieron una discusión”

recordó el escritor sobre el punto inicial de su nuevo libro.

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“La maestra criticaba a Salto y yo le contaba a mi mamá, que lo bancaba. Un día se cansó y fue a la escuela a hablar con ella, y tuvieron una discusión”

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