Algunas diferencias sobre el destino
"No puede haber nadie que sufra hambre", dijo De la Rúa
BUENOS AIRES (ABA).- La confusión acerca de las localidades a las que se destinará el «Plan de Solidaridad» anunciado ayer en Casa Rosada, resultó evidente entre los funcionarios encargados de su implementación.
Mientras el ministro de Salud, Héctor Lombardo aseguró a «Río Negro» que «Bariloche y Cutral-Co están incluidas en el plan piloto que se va aplicar de aquí a fin de año», Jorge Bernetti (secretario de Prensa de la titular de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide) apuntó que «las zonas aún no están definidas. La ministra no habló en concreto de ninguna ciudad del interior, sino que la versión surgió de una agencia de noticias».
Sin embargo, la especie que aludía a Cutral-Co (Neuquén), Bariloche (Río Negro), Palpalá (Jujuy) y Patquía (La Rioja) como los lugares en que primero se implementaría el «Programa de Lucha Integral contra la Pobreza» salió del mismo despacho de la ministra.
Fernández Meijide se retiró por la puerta trasera del Salón Blanco de la Casa de Gobierno sin realizar precisiones, en tanto un distendido Lombardo especificaba que «Bariloche a sido asignada para recibir el Plan Médico de Cabecera, asignación de Alimentos y de Becas, por contener un sector muy pobre que no recibe los beneficios del turismo».
En un resumen distribuido a la prensa, trascendieron algunos detalles específicos: El plan aspira a ayudar a 20.000 hogares hasta marzo del 2001, a 200.000 casas de familia a fines del año que viene, hasta llegar al total de los 480.000 viviendas en el año 2002. Para ese objetivo -se señala-, el ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente cuenta con 10 millones para la prueba piloto, y tendrá 200 millones en el próximo (no se detalla cómo se multiplicará la cifra).
En cuanto a las jurisdicciones patagónicas se especifica una asistencia de 120 pesos mensuales por grupo familiar asignado.
El escepticismo sobre los resultados concretos de la presentación, se reflejaba de un modo inocultable en el rostro de los asistentes al acto.
Un festival de palabras donde confluyeron el diagnóstico, la expresión de deseos y el voluntarismo, se adueñó del discurso de los funcionarios.
El presidente Fernando de la Rúa, recurrió a frases como: «No puede haber nadie que sufra hambre en el país», «hay que poner amor, que es la expresión de la solidaridad para que la democracia sea más justa», o «existe un cuadro social grave, que precisa ser revertido gradualmente a través de decisiones concretas y reducción del desempleo».
El jefe del Poder Ejecutivo, insistió en el remanido plan de obras públicas de Nicolás Gallo, al que definió como «un apoyo importante para generar más empleo», mientras destacó que el déficit fiscal lo obligó a reducir planes Trabajar y utilizar fondos del Fonavi para necesidades comunes.
No muy distinta fue la impresión que dejó la ministra Fernández Meijide, quién se definió como «entusiasmada, no por lo que encontramos sino por aquello que somos capaces de transformar».
Y resaltó que trabajaron con ella en el plan «equipos técnicos conmovidos por la cuestión social». La ex candidata a gobernadora bonaerense, tuvo tiempo para definiciones filosóficas: «Había que introducir el Estado donde era desertor», alcanzó a enfatizar.
El ministro de Salud, Lombardo, se refirió a la «solidaridad», como el elemento distintivo de la gestión delarruista en relación a la anterior.
BUENOS AIRES (ABA).- La confusión acerca de las localidades a las que se destinará el "Plan de Solidaridad" anunciado ayer en Casa Rosada, resultó evidente entre los funcionarios encargados de su implementación.
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