Aliento y «lavada de manos»
Nadie lo esperaba, pero sucedió. Apenas Boca puso los pies en Ezeiza, un grupo de hinchas dejó escapar un aliento inesperado: «olé, olé olé, olé, Russo, Russo», se escuchó de decenas de bocas adolescentes enfundados en banderas y gorros con los colores azul y oro.
El entrenador, antes de ser abordado por los medios, agradeció la manifestación de cariño. Pero entonces comenzó el caos, ya que los 200 hinchas desbordaron al personal de seguridad y fueron en busca de sus ídolos.
Cuando los integrantes de la delegación comenzaron a aparecer, el desorden se acentuó y por ejemplo, Hugo Ibarra, forcejeó con un hincha luego de que le fuera volcado el carro con su equipaje, mientras que Claudio Morel Rodríguez tuvo que apurar el paso dado el llanto de su pequeño hijo, muy asustado.
El dato cuanto menos llamativo de la jornada fue que ninguno de los jugadores quiso jugársela cuando se les consultó acerca de la continuidad de Miguel Ángel Russo.
Mauricio Caranta, Sebastián Battaglia y Pablo Ledesma, entre otros, dijeron que el tema «es facultad de los dirigentes. Ellos son los que tienen que decidir. Los jugadores no tenemos nada que ver». También coincidieron en que están «muy amargados», pero «hay que salir adelante y pensar en el 2008», señalaron casi al unísono.
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