Allanaron la casa de un dirigente menemista

CAUSA AMIA

Las casas de la viuda, la suegra y un hermano del fallecido ex agregado cultural argentino en Irán tras el atentado a la AMIA, Carlos Lelli, fueron allanadas ayer en Santa Fe en busca de pistas para comprobar si solicitó en nombre de Carlos Menem diez millones de dólares a ese país para encubrirlo por el ataque Los procedimientos se realizaron en las localidad santafesinas de Rosario y Amstrong, por orden del juez federal Juan José Galeano, quien pidió el secuestro de los pasaportes diplomáticos de Lelli -fallecido en un accidente automovilístico en 2000- y su esposa, Margarita Santilli Según un informe de la Cancillería incorporado en el legajo que investiga a Lelli, la familia nunca devolvió esos documentos, informaron fuentes judiciales, que precisaron que la intención es detectar sus movimientos migratorios en Irán y escalas que realizaron antes de volver a la Argentina También se pidió por exhorto a la Justicia rosarina que autorice a la Unidad Antiterrorista de la Policía Federal el secuestro de toda evidencia que vincule a los Lelli con el ex presidente Menem En la casa de Jorge Lelli, que es considerado en Rosario como un hombre cercano a Carlos Menem, se encontraron fotos de ambos hermanos con el ex mandatario. Según informaron las fuentes, se solicitó un estudio patrimonial «que permita establecer la eventual percepción de diez millones de dólares», suma que según denunció el arrepentido iraní Abolgasem Mesbahi en la causa habría sido pedida a Irán en nombre de Menem para encubrirlo como autor intelectual del ataque Galeano pidió también a la fiscalía de San Nicolás, que garantice «la inamovilidad del cuerpo» de Lalli mientras dure la investigación, que está sepultado en el cementerio de Amstrong. Sin embargo, el juez no hizo lugar a un pedido de la Oficina Anticorrupción para exhumar el cadáver ante supuestas dudas sobre su identidad, debido a que en el expediente judicial del accidente «se ve el rostro de la víctima y es identificable como el de Lelli», precisaron las fuentes Tras los allanamientos, los federales dejaron una custodia policial en la tumba donde estaría sepultado Lelli. Más allá de esto, actualmente se realiza una pericia sobre sus huellas digitales en base a originales pedidos al Registro Nacional de las Personas y a la Policía Federal para despejar dudas sobre su identidad Carlos Alberto Lelli fue agregado cultural en la Embajada argentina en Teherán entre 1992 y 1994 y su descripción física concuerda con el hombre que según Mesbahi -el famoso testigo «C»- habría pedido el dinero a su país. Pero la foto de Lelli no fue incluida en un book que se le armó al arrepentido para su última declaración en Alemania el año pasado, donde sin embargo Mesbahi admitió que él nunca vio a este hombre sino que se lo describió un informante ya muerto Lelli murió el 8 de agosto del 2000 cuando su automóvil se incrustó contra un camión en la autopista a Rosario, a la altura de Baradero Un vocero policial en Rosario informó que esa muerte generó sospechas ya que las huellas dactilares de la víctima de ese accidente discreparían con las que se encuentran en los registros policiales Por otra parte, y en una nueva jornada del juicio oral por el atentado, el ex subsecretario de la SIDE, Rodrigo Toranzo, aseguró anoche que se pagaron 400 mil dólares al principal acusado, Carlos Telleldín, para «saber la verdad» y reiteró que la orden provino del juez federal Juan José Galeano, en la misma línea de sus ex colegas que ya declararon. (Télam y DyN)

BUENOS AIRES (ABA) . – La declaración del jefe de inteligencia de la SIDE, Pablo Stiusso, -sobre la inactividad del juez de instrucción Juan José Galeano para investigar la llamada pista siria-, marca un «antes y un después en el causa».

Así lo confió a «Río Negro» una altísima fuente de la investigación, coincidiendo con el abogado de Memoria Activa, Pablo Jacoby, quien se había expedido en similar sentido.

La declaración de Stiusso «no sólo fue muy importante por ser titular de contrainteligencia, sino porque además fue jefe de operaciones, entró a las zonas más profundas de la investigación y tiene una memoria prodigiosa», indicó en forma reservada uno de los fiscales del caso donde se investiga la masacre de 86 personas el 18 de julio de 1994.

Otro funcionario de primer nivel, detalló que la situación de Galeano es sumamente complicada y -arriesgó- que podría ser pasible de un juicio político y hasta de sanciones, por haber «tapado» durante más de ocho años las notables evidencias que existían contra la «conexión siria a nivel local»; como ser la de no abordar las pruebas contra el comerciante de esa nacionalidad, Kanoore Edul, «con la protección del Ejecutivo en los años decisivos en que estuvo en manos de Carlos Menem», disparó.

La falta de mérito declarada por Galeano en relación a Edul no deja de sorprender a la acusación oficial, entre otras cosas porque el empresario figuraba en la agenda de uno de los principales sospechosos, el entonces agregado cultural en la embajada de Irán, Moshe Rabbani (incluso este último le habría encargado al primero la adquisición de la camioneta que estallara contra el edificio de la mutual judía) Por otra parte, quedó registrado por la pesquisa un llamado telefónico de Edul a Carlos Telleldín, el día en que este último entregó el móvil que ya había sido retirado de la concesionaria. Si bien en el nuevo cuadro investigativo, la banda de policías liderada por el jefe de Policía, Juan José Ribelli, aparecería menos comprometida en cuanto a la responsabilidad directa en el atentado, sí estarían involucrados en la extorsión a Telleldín de quien «recaudaban» dinero a cambio de dejar ocultas sus actividades irregulares.

Incluso, Stiusso detalló como Leal (uno de los policías) concurrió a la casa de Telleldín para interiorizarse de la situación días después del ataque.


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