Almas generosas

Otro grupo ayudó a los del paraje rural Mamuel Choique.

La docente Patricia Calderón escribe: “Desde hace muchos años uno de nuestros objetivos es desarrollar el perfil solidario de nuestros estudiantes y sistemáticamente promovemos actividades de este tipo”. Así anuncia la campaña destinada a dos escuelas de Catamarca, la escuela Especial Nuestra Señora de Fátima, de Fiambalá, y la escuela común 308 de Saujil, Tinogasta. “La especial tiene unos 45 alumnos aproximadamente y la común aproximadamente 200, todos con un nivel de carencia muy importante, la pobreza reina en la zona y lo de digo por conocimiento de causa ya que conocí Fiambalá este año”, relata. “La escuela especial, además de las carencias, es la única institución que se ocupa de la discapacidad, porque en su comunidad tienen chicos de entre 4 años y 35 años. Con un edificio común, pequeño, sin baños adaptados ni nada que corresponda a una institución de ese nivel”, describe. Toda esta situación llegó a oídos de los alumnos de segundo año del colegio nocturno 102 de Cipolletti. Entonces iniciaron la colecta solidaria con el objetivo de reunir elementos para las dos escuelas de Catamarca. El 6 de este mes, que es el Día del Estudiante Solidario, los jóvenes piensan enviar lo recolectado. Necesitan ropa, calzados, materiales didácticos, pelotas y todo lo que sirva para mejorar la calidad de vida de las personas. Los estudiantes anhelan poder viajar y entregar las cosas personalmente, pero las distancias se interponen ante las expectativas de los jóvenes. “Si no podemos ir nosotros mandaremos las cosas por encomienda”, dice Macarena, una de las alumnas, con algo de resignación. En el 2010 otro grupo de estudiantes del CEM 102 también realizó una valiosa campaña para ayudar a la escuela hogar 133 del paraje rural Mamuel Choique, que está a 500 kilómetros al sur. Por ese entonces, los chicos de ese lugar estudiaban bajo la modalidad del secundario virtual pero como superaban la edad para vivir en la residencia primaria los mandaron a unas casas ferroviarias que estaban abandonadas y desmanteladas. “Nos enteramos y reflexionamos sobre lo que estaba pasando. Son chicos como nosotros, que tienen nuestra edad y están estudiando en condiciones lamentables , lejos de su familia, porque la mayoría vive en el campo”, dijo una de las coordinadoras en una entrevista con “Río Negro”. La docente Patricia Calderón también impulsó esa campaña, al igual que la de Catamarca. “Nosotros también pasamos por una situación similar, no al extremo como los chicos de la escuela rural, pero el CEM tampoco tiene un edificio propio y damos clases en una escuela prestada”, explicó la profesora. El director del colegio, Gustavo Fernández, dijo que las campañas se articulan con todas las asignaturas. “Es un proceso de aprendizaje que mejora la autoestima y el sentido de pertenencia. Y además genera una necesidad en el alumno de aprender acerca de otras realidades”, señaló. “Esa movida fue un éxito”, recordó una alumna. Al principio hicieron carteles y después recorrieron los medios de comunicación para informar acerca de lo que estaban haciendo. El trabajo se dividió en comisiones y mientras algunos salían a pedir colaboraciones, otros acomodaban todo lo que se había juntado. La escuela se les hizo chica para guardar las cosas y los alumnos terminaron guardando todo en sus casas. Recolectaron ropa, calzados, algunos muebles y útiles. Contacto: Patricia Calderón 4781371 (0299) 155220073 (llamar después de las 14)

Colegio nocturno Nº 102


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