Amargo viaje de los padres de los cinco ahogados

Contra las especulaciones originales, los familiares de los jóvenes que el sábado se ahogaron en el lago Moreno llegaron a Bariloche ayer a la madrugada. Algunos fueron al lugar de la tragedia y otros resolvieron los trámites de rigor. Finalmente cargaron los cuerpos en un Fokker 28 de la Fuerza Aérea, donde también volaron los padres. Hubo quejas contra la empresa de turismo estudiantil y la falta de señales de advertencia en el lago Moreno.

SAN CARLOS DE BARILOCHE- Los 5 padres y familiares de los jóvenes ahogados en el lago Moreno regresaron ayer al mediodía a Buenos Aires en un avión de la Fuerza Aérea acompañando los cinco féretros de las víctimas.

Habían llegado a las 4.30 a Bariloche en un avión de Southern Winds que fletó El Rápido Argentino (que había transportado a los estudiantes a esta ciudad) y durante la mañana realizaron los trámites judiciales y ante el Registro Civil.

Algunos visitaron el escenario de la tragedia que enlutó a dos colegios y a toda la comunidad de Isidro Casanova.

Ese momento fue -como era previsible- de indescriptible emoción y desconcierto. Frente al Moreno y el tumultuoso Casa de Piedra, los padres no terminaban de aceptar el cruento desenlace del viaje de egresados de sus chicos.

El juez Héctor Leguizamón Pondal recibió y despidió a la comitiva en el aeropuerto y agilizó los trámites para que pudieran retirar los cadáveres y regresar durante la mañana a su lugar de origen.

El senador nacional Alberto Balestrini, que derrotó a Pierri en la interna y compitió con Pinky por la intendencia de La Matanza (municipio del que proceden las víctimas), gestionó ante la Presidencia de la Nación un vuelo del avión Fokker TC 52 en el que regresaron los familiares y los ataúdes con las víctimas.

Después de una reunión con el magistrado, que habilitó el Registro Civil y la morgue durante la madrugada para que pudieran completar los trámites, los deudos recibieron los cuerpos que por gestión de Leguizamón fueron depositados en los féretros provistos por la cochería Bariloche. El juez se convirtió en la cara visible de Bariloche y recibió todas las quejas de los familiares que no encontraban consuelo para su dolor (ver aparte).

También gestionó el traslado de cinco padres hasta el lugar del suceso, donde llegaron poco después de amanecer.

La versión oficial de los hechos señala que se originaron cuando uno de los chicos quiso rescatar una remera que se le había caído al agua.

Los otros cuatro fueron arrastrados en cadena, y el conductor de uno de los vehículos que los había trasladado, de nombre Maximiliano, disuadió a una chica del grupo que también había intentado socorrer a sus compañeros, antes que se internara en aguas más profundas.

Los buzos civiles permanecieron 27 minutos en el agua durante las tareas de rescate de los cuerpos, y el juez Leguizamón mantuvo un entredicho con los médicos socorristas que intentaron realizar masajes y trabajos de resucitación con las víctimas. El intento era vano: los cuerpos llevaban cuatro horas y media sumergidos y ya estaban semirrígidos.

El avión fletado por la Presidencia había partido del aeropuerto militar de El Palomar y llegó a Bariloche a las 8 de ayer. Permaneció en la pista hasta las 11.20, cuando ya habían cargado los ataúdes y ascendido los 25 familiares de los fallecidos.

Los cinco cadáveres llegaron a las 10.30 en una ambulancia y un furgón de la empresa fúnebre y fueron cargados en la bodega del avión.

A las 10.55 arribaron los familiares en un micro de El Rápido Argentino y unos minutos después el afligido cortejo aéreo partió de regreso a Buenos Aires.

Los compañeros de los jóvenes ahogados ya habían emprendido el regreso a las 23.30 del sábado en un micro de la empresa transportadora de turismo estudiantil. Un lamentable regreso y un imborrable recuerdo del más trágico viaje de egresados que hayan elegido esta ciudad para celebrarlo.

Comenzaron a velarlos en Buenos Aires ayer a la tarde

BUENOS AIRES (DyN y AB).- Poco después del arribo a esta ciudad de los cadáveres de los cuatro estudiantes y del coordinador que se ahogaron en el lago Moreno, sus familiares dispusieron que por la tarde de ayer comenzara el velorio.

Los cuerpos de los chicos, de entre 17 y 20 años, fueron traídos en un avión de la Fuerza Aérea (ver aparte) y llegaron pasado el mediodía al aeropuerto metropolitano. Además de las previsibles expresiones de angustia, los familiares de los accidentados manifestaron su enojo con la empresa que los llevó a la que cargaron de gran parte de la responsabilidad de la tragedia.

Sebastián Castillo, gerente de la empresa El Rápido Argentino, manifestó en declaraciones al canal de cable Todo Noticias que aún no se pueden establecer con claridad las causas por las cuales los jóvenes se internaron en las aguas del lago.

Dijo que el coordinador (Guzmán, de 20) era un «junior» que estaba en tareas de aprendizaje.

A su vez la empresa, a través de un comunicado, ratificó las identidades de las víctimas pero no abundó en mayor información sobre las cinco muertes.

El hermano de una de las víctimas, Pablo Villafañe, contó luego por Crónica TV que en tren de bromas, mientras sacaban fotos, los chicos comenzaron a gritar «tiremos al junior al agua».

Según esta versión, tras empujar al guía de 20 años al lago comenzaron a tirarse uno tras otro a las aguas porque el «junior» no regresaba.

Así se habrían ahogado los cuatro estudiantes en la profundidad del lago tras los infructuosos intentos por salvar al guía que corrió su mismo infortunio.

«¿Un chico de 20 puede cuidarlos?»

BARILOCHE- Algunos familiares descargaron su impotencia sobre el juez Leguizamón Pondal, que los esperó a su arribo, los acompañó en las penosas diligencias realizadas en la morgue y los despidió cerca del mediodía en el aeropuerto local.

Los cinco padres que quisieron conocer el lugar del suceso llegaron a la costa Este del lago Moreno y criticaron la falta de carteles indicadores de peligro en el arroyo Casa de Piedra.

Pero también descargaron su bronca contra la empresa de turismo que trasladó al grupo, «por la demora en conseguir el avión que nos transporte a Bariloche y por haber empleado a un chico de 20 años (el coordinador «junior» Gustavo Guzmán, también ahogado), apenas dos años mayor que los nuestros, para cuidarlos».

«¿Les parece que un chico de 20 puede cuidar a otros de 17 ó 18?» cuestionaba con energía el padre de uno de los ahogados.

También la policía de Melipal confirmó la edad de Gustavo Guzmán. Este diario estableció además que la categoría «junior» no está prevista en las normas que regulan la actividad, que sólo reconocen «coordinadores generales o de grupo».

La norma municipal fue promulgada en el '96, año en el que luego se sancionó la ley provincial (3.039) regulando la actividad de los coordinadores en toda la provincia de Río Negro. Allí se puntualizó que la capacitación del coordinador debía contener «conceptos sobre conductas a seguir al frente del grupo: dentro de los circuitos y espacios naturales que se visiten o atraviesen; sobre riesgos y cuidados a adoptar frente a las distintas condiciones geográficas, metereológicas, etcétera, que puedan ser propias de la zona a visitar…»

Aunque los representantes de la empresa El Rápido Argentino no brindaron precisiones, algunas versiones indicaban que Guzmán era un coordinador adicional y que el grupo estaba a cargo de Juan Colinas, de 26 años.

Sin embargo, en la información oficial brindada el sábado por la empresa se define a Gustavo Guzmán como «coordinador del grupo». Puede ser que la circunstancia no tenga mayor peso frente a la magnitud de la tragedia y las especiales condiciones de la desembocadura del arroyo Casa de Piedra, pero los familiares de las víctimas, desconsolados, buscaban culpas y culpables para descargar su incapacidad de aceptar el cruel desenlace.

«Yo les mandé un muchacho lleno de vida y me devuelven un pedazo de hielo», clamó un padre, incapaz de aceptar el destino y procesar el duelo por la muerte de su hijo.


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