Ambientalistas cuestionan al INVAP porque dicen que importará residuos radiactivos

La firma de un contrato de la compañía rionegrina INVAP para montar en Australia un reactor para usos medicinales ha merecido la crítica de dos organizaciones ambientalistas, FUNAM y Greenpeace, que acusan a la compañía de haberse comprometido a importar residuos radiactivos al país. El titular del organismo defendió el proyecto y desestimó los ataques.

La Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) denunció que la Argentina se verá obligada a recibir residuos radiactivos como contrapartida por la venta de un reactor nuclear a Australia que realizó la firma rionegrina INVAP, pero el titular de este organismo, Héctor Otheguy, desmintió que exista esa supuesta «cláusula secreta» en la licitación ganada en junio de este año.

Con muestras de indignación, Otheguy declaró a Télam que «es lamentable que haya argentinos que colaboren en esta campaña de difamación», y culpó a los intereses «tanto de países como de empresas extranjeras que tratan de dificultar la marcha de este proyecto».

El presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), Raúl Montenegro, denunció que el contrato firmado por INVAP tiene una cláusula («provisión», en Inglés), que prevé la aceptación por parte de la Argentina del combustible agotado que produzca el reactor, en clara «violación del artículo 41 de la Constitución Nacional».

También el grupo ecologista Greenpeace denunció ayer en un comunicado que la Argentina se convertirá en «importador de residuos nucleares» australianos y recordó que la importación de residuos nucleares o tóxicos está tajantemente prohibida por la Constitución.

Greenpeace agregó que «según consta en los requisitos del contrato» el organismo argentino «debe garantizar que el combustible gastado (por el reactor) no debe permanecer en Australia de manera indefinida ni temporal, ni tampoco puede ser reconvertido en ese país».

Según Montenegro, que es titular de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba, este combustible «es un residuo radiactivo con radioisótopos de altísimo riesgo, entre los que se encuentran el Estroncio 90, Cesio 137 y Plutonio 239».

Pero el titular de INVAP dijo que «no existe ninguna cláusula secreta» sino que se trata de una propuesta que se le realizó al organismo nuclear australiano, para «procesar» el combustible provisto por la empresa argentina debido a que Australia carece de una planta apropiada para hacerlo. El retorno «temporario» de dichos elementos combustibles al país, que se haría en instalaciones existentes, serían reenviados a Australia para su almacenamiento definitivo, «tema que fue consultado con la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) que manifestó que la propuesta se ajusta a la normativa vigente», aseguró Otheguy.

«Esto es muy distinto a decir que se van a traer esos elementos y van a quedar en el país», protestó airado, agregando que «la manera de actuar de estas organizaciones es el famoso: «miente, miente, que algo quedará»», de la propaganda nazi.

La explicación surge, según Otheguy, ante el hecho de que Australia carece de una planta de acondicionamiento, y que no se justifica montar una «para un solo reactor, por lo que ofrecimos nuestro país que ya cuenta con instalaciones adecuadas».

Los ambientalistas rechazan estos argumentos y denuncian que el «ilícito» se comete al ingresar estas sustancias al país, aunque sea de manera provisoria.

«Habría que desmentir también al ministro de Industria, Ciencia y Recursos de Australia, Nick Minchin, quien reconoció la existencia de esa cláusula secreta en respuesta al cuestionario 2534 que le hizo llegar el Senado de ese país», enfatizó el titular de la FUNAM.

En una anterior disputa intervino la Justicia

Las disputas entre Otheguy y Montenegro se remontan a diciembre de 1997, año en que el titular de la FUNAM radicó una denuncia ante el juez federal de Bariloche, Leónidas Moldes, por la supuesta realización de pruebas ilegales con el reactor nuclear CAREM.

«Esto es un absurdo», exclamó ofuscado el presidente de INVAP, y dijo que lo que «este señor oculta de forma deliberada, es que en septiembre de 1998 el juez dictó el sobreseimiento definitivo». Hace un mes y medio, Montenegro realizó unas declaraciones al «Sydney Morning Herald», uno de los periódicos más importantes de Australia, en las que acusó al INVAP de tener un proceso judicial en su país por esas pruebas ilegales.

«Esto demuestra -insistió Otheguy- que esta persona, invocando un hecho falso, trata de perjudicar la imagen de una empresa argentina que ganó en una lucha muy difícil, un contrato de importancia estratégica para el país, que le permite continuar el desarrollo de la alta tecnología con fines de exportación». El INVAP, radicado en San Carlos de Bariloche, ya había ganado otra licitación para la construcción de un reactor similar en Egipto, que fue inaugurado a principios de 1998 y que es, hasta el momento, la máquina más moderna del mundo en ese género.

Por delante de multinacionales

INVAP fue seleccionada por la Australian Nuclear Science and Tecnology Organization (ANSTO) para el diseño y construcción de un reactor de pileta abierta, que será el más avanzado en su tipo a nivel mundial y que estaría en funcionamiento en septiembre de 2005.

Otheguy explicó que el reactor será capaz de producir radioisótopos de uso medicinal «durante los próximos 30 ó 40 años» y que en su construcción participarán 150 técnicos e ingenieros argentinos. En Australia, como en Egipto, INVAP debió competir con las ofertas que presentaron las empresas Siemens, de Alemania; AECL, de Canadá; y Technicatome, de Francia; a las que venció por calidad y costo.


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