América Latina gasta tanto en armas como en planes anticrisis

En una región signada por la pobreza crecieron a u$s 34.100 millones los fondos del sector, pero todavía sin una carrera armamentista.

América del Sur destinó el año pasado 34.100 millones de dólares al gasto militar, según el Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), que se elevan a 51.110 millones de dólares presupuestados en cálculos del Centro de Estudios Nueva Mayoría de Buenos Aires, que publica el Balance Militar de América del Sur. Esta última cifra es similar a los recursos que han destinado los gobiernos de la región a combatir los efectos sociales de la crisis económica global.

No obstante ello, respecto de la dinámica que siguen las compras de equipo militar en Sudamérica, el analista chileno José Higuera descartó que se trate de una carrera armamentista. «Los niveles de gasto en compras militares no llegan al 4% del PBI en los países que gastan más y en total la región gasta en esto apenas el 2% de su PBI combinado», dijo.

Admitió en cambio que el problema es que el gasto en armas «se hace sin realizar primero el ejercicio de verificar si las estructuras de los dispositivos militares, que datan de muchos años, responden realmente a los escenarios político-estratégicos actuales».

En esa perspectiva, cabe señalar que el gasto en defensa subió un 30,2% con respecto al 2007, cuando América del Sur destinó 39.143 millones de dólares.

Según Balance Militar, si se compara el gasto militar con el Producto Bruto Interno (PBI), Ecuador lideró el ranking en el 2008, con 3,81%. Lo siguen Chile, con un 3,73%, y Colombia, con el 3,34%. El resto de los países no supera el 1,8%.

Pero la comparación en función del PBI es engañosa. En términos netos Brasil encabeza la lista con gastos por 27.540 millones de dólares, que equivalen a la mitad del presupuesto regional.

Según Balance Militar, Colombia y Chile fueron los que más gastaron en el 2008 en armas como porcentaje de sus presupuestos militares, con un 25,52 y un 24,6% respectivamente.

Les siguió Brasil, con sólo el 9,07% de su presupuesto. En cambio, Argentina aparece como uno de los países de la región que menos invierte en equipamiento, destinando a ello sólo un 2,9% de su presupuesto militar.

Paradójicamente, Venezuela ha destinado a compras militares casi lo mismo que la Argentina. Ello, pese a que Caracas realizó compras por 3.000 millones de dólares en años recientes, y tiene en carpeta adquisiciones de aviones de transporte, helicópteros, submarinos y material antiaéreo. La explicación es simple: las compras de equipamiento bélico reciben financiamiento de las reservas financieras estratégicas, que maneja y asigna directamente el presidente Hugo Chávez.

Ese fondo se origina principalmente en las exportaciones del consorcio estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA).

 

Recelos hacia Chile

 

Algo similar ocurre en Chile, donde existe la Ley Reservada del Cobre, que destina el 10% de las exportaciones del consorcio estatal Codelco a la compra de armamento militar. Dicha norma permitió transferir a las fuerzas armadas chilenas miles de millones de dólares en la última década.

Estos fondos permitieron financiar la compra de dos nuevos submarinos, entre otros, 350 modernos tanques Leopard 1 y 2 de segunda mano, diez cazabombarderos F-16 nuevos a Estados Unidos y 36 de segunda mano a Holanda, ocho modernas y avanzadas fragatas de segunda mano, 400 blindados de combate M113, YPR-765 y Marder, 12 helicópteros Bell 412 y ocho helicópteros de transporte.

Las nuevas compras en carpeta de Chile incluyen una segunda partida de 18 F-16 usados a Holanda, otro lote de tres aviones C-295 y sistemas de defensa antiaérea de alcance largo y mediano por un costo inicial total de 450 millones de millones dólares.

Estas compras han despertado suspicacias entre los países vecinos, principalmente de Perú, que acusa reiteradamente a Chile de desatar una carrera armamentista.

En Colombia, el conflicto armado interno es el factor que impulsa un gasto militar alto. Aunque los recursos se invierten básicamente en seguridad interna, en el 2008 Colombia lanzó un programa de modernización de su fuerza aérea. Éste incluyó la compra de cazabombarderos Kfir en Israel y de un avión Boeing 767 modificado para reabastecimiento de combustible en vuelo.

En la perspectiva de los países proveedores, se aprecia que Colombia, Chile y Brasil son las naciones de Unasur que privilegian la compra de material de origen estadounidense, según un estudio del Centro de Estudios Nueva Mayoría.

En dicho período Colombia adquirió material a Estados Unidos por 894 millones de dólares; Chile, por 762 millones y Brasil, por 566 millones de dólares.

En cuanto al poder que tiene el Ejército en la región, la compra por parte de Chile de los tanques Leopard 2 A4 dejará a ese país con las fuerzas blindadas más poderosas de Sudamérica.

Brasil tiene Leopard 1 A3, también de manufactura alemana, pero adquiridos a Bélgica y más antiguos que los Leopard 1-V con que Chile también cuenta.

 

El poderío de Brasil

 

En números, Brasil cuenta con 800 vehículos blindados de combate de infantería y transporte de personal, mientras Chile tiene 772 y Argentina, 490, según Military Balance 2008.

Por su parte, las fragatas más modernas de la región son las Tipo L y M holandés y Tipo 23 británico, que tiene Chile y suman ocho.

Argentina cuenta con cuatro fragatas Meko 360, algo más antiguas, además de seis corbetas Meko 140. Venezuela tiene seis fragatas italianas Lupo, mientras que Perú tiene ocho del mismo tipo y estudia la compra de dos fragatas italianas usadas. Los submarinos más modernos son los Scorpene de Chile, los únicos de la región que pueden lanzar misiles. Chile también tiene dos submarinos de construcción alemana Tipo 209. Brasil tiene cinco submarinos Tipo 209 y se dispone a adquirir cuatro sumergibles Scorpene, mientras prosigue con el desarrollo de un submarino nuclear para el 2020.

En cuanto a la capacidad aérea, se puede aseverar que casi todos los países cuentan con aviones de combate, pero sólo Brasil, Chile, Perú y Venezuela tienen cazabombarderos. Son los Mirage 2000 de los brasileños, los F-16 de Chile, los Mirage 2000, los Mig 29 de Perú y los Sukhoi venezolanos.

Entre tanta compra, el tema de fondo es que «los gobiernos de la región son renuentes a la idea de una conferencia de control de armamentos, pese a que ello no necesariamente implicaría menos compras militares», según Higueras.

DPA

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