Ana Zitti y un mural que muestra el arte de concebir

Inspirada en el acto de la fecundación, la plástica Ana Zitti elaboró una obra que bautizó "Entre el cielo y la tierra", donde se refleja "el cuerpo de la madre, que se afianza en la tierra y los días de su tiempo, mientras sus piernas se hunden en el lodo nutricio como raíces". El mural adorna el acceso a la sala de Pediatría del hospital Castro Rendón y se puede visitar de lunes a viernes por el acceso de calle Alderete. Luego hará dos producciones más.

NEUQUEN .- De todas las actividades humanas, la fecundación es una de las más sublimes. El acto de concebir encierra una mística que concitó la atención del pincel de Ana Zitti, quien decidió plasmarlo en un mural que adorna el acceso a la sala de Pediatría del hospital Castro Rendón.

Bautizada «Entre el cielo y la tierra», la obra se puede visitar de lunes a viernes, de 8 a 17, ingresando por el acceso desde calle Alderete y surgió por iniciativa de Mirta Pacín, jefa del área de Pediatría del hospital.

Partiendo de un análisis de la obra, la poetisa Ana María Maldonado evaluó que la artista en su retrato, logró «registrar la concepción, la preñez y al parir, unidos los elementos del cosmos».

En la síntesis de Zitti se conjugan elementos como el cuerpo de la madre, «que se afianza en la tierra y los días de su tiempo, sus piernas se hunden en el lodo nutricio con raíces, desde donde recibe el poder de crear, generar, dar vida», sintetizó la poetisa.

Elaborado en técnica de acrílico sobre madera, el mural de Zitti forma parte de un proyecto que apunta -según confesó Pacín, su ideóloga- «a no esperar al niño enfermo sino a trabajar antes de que el daño esté establecido, porque tenemos una apertura hacia la comunidad que nos lleva a caminar a la nueva pediatría que se impone en este fin de siglo».

De esta manera, con la intención de «contribuir a la sanación desde otra mirada», la obra refleja -a criterio de la artista- «dentro de los espacios no convencionales, todo un nuevo concepto del trabajo para una mejor integración del cuerpo y del espíritu».

Convivir con las madres y sus hijos en los pasillos del hospital significó para la artista una experiencia nueva y enriquecedora. «Me permite estar en los pasillos y conversar con los especialistas: la primera vez es todo muy vivencial, porque la gente te ve trabajando ahí y se acerca porque le llama la atención».

Dotada de 22 años de experiencia, Zitti cuenta que lo primero que nota en la gente que se acerca a mirar su obra «es que le llama mucho la atención lo que son las texturas y los colores, porque utilizo colores saturados dentro de una gama y después reafirmo las formas y la dinámica a través de pinceladas muy fuertes con tonos más bajos».

El proyecto global que contiene esta obra es ambicioso y consta de tres etapas: la primera culminó, mientras que las restantes incluyen pintar la antesala y construir un móvil sonoro de grandes dimensiones que según los cálculos de la pintora estará terminado antes de fin de año.

Modificar los preconceptos que asocian un hospital con la «la idea de tristeza y dolor y cambiar lo que recorre los pasillos por los colores de Ana como una pantalla de alegría y de ilusión ante tanta angustia», fue el leit motiv que guió a Pacín en esta búsqueda.

«En el hall central hubo una experiencia similar, pero esto es totalmente diferente y usa el arte desde el concepto terapéutico, como energía de vida, como un resonador de los elementos naturales», dispara entusiasmada la médica.

Desde esa mirada, Pacín confiesa que ha logrado su objetivo. «A la gente que concurre al hospital, los desclasados, se la ha privado de todo y en lo simbólico están desposeídos de todo, así que restituirles aunque sea eso desde lo simbólico es todo un logro».

Con la imagen de los chicos y sus mamás, destinatarios de su mensaje en la cabeza, Zitti confía que trabaja «dentro de una figuración no tan cerrada, donde se puede ver una madre, pero a la maternidad la trabajo desde lo simbólico entonces no hay una imagen fotográfica, ya que no es a lo que se está acostumbrado a ver».

Para la artista, «la gente se va a detener en la lectura de lo que va encontrando ahí, porque hay un recorrido de exploración que hace el observador, que es extremadamente participativo y también forma parte de este proyecto».


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