ANÁLISIS: De Robin Hood a Rambo
«Somos pescadores sencillos, que ganamos nuestro dinero trabajando duramente», dice Ahmed Abdallah Mussa, de 26 años, mientras se esfuerza por mirar de forma inocente. Aunque no le sale muy bien. Él y otros 21 presuntos piratas capturados por soldados de las marinas rusa e india durante los últimos cinco meses comparten ahora las celdas con ladrones y asesinos en la cárcel central de la ciudad portuaria de Adén, en Yemen. Pero los piratas dejan ver que se sienten superiores a ellos.
La imagen propia de los corsarios de Somalia es una mezcla de «Rambo» y «Robin Hood», en la que no cabe la culpa. Por el contrario, tras la última confrontación con fuerzas militares de EE.UU., se sienten reforzados en su idea de la lucha justa que libran los somalíes pobres, que se rebelan contra potencias que han saqueado sus aguas con sobrepesca. En el bote que Mussa y sus 11 cómplices somalíes tomaron por la fuerza, la Marina india encontró armas de fuego y lanzagranadas. «Las necesitamos para defendernos», dice otro de ellos, Ahmed Kilawi. Al joven de 19 años le es difícil imitar a un simple pescador con su sonrisa atrevida. Sabe mucho sobre armas y poco sobre pesca.
«Si uno encuentra a bordo de un bote kalashnikovs, lanzagranadas y escaleras con imanes, sabe que está frente a piratas», señala Hussein Hayi Mahmud, vicecónsul de Somalia, un país castigado y fragmentado por la guerra civil. «No se utilizan para defenderse, sino para atacar», dice.
Mahmud visitó a piratas somalíes detenidos en Adén. «Algunos de ellos son nuevos en la piratería, pero otros están en esto desde hace bastante tiempo», opina el vicecónsul. Uno de ellos le contó con orgullo que, en su casa de Puntland, tiene tres 4×4 y varios colectivos pequeños, que alquila. «Si me das tu celular, llamo a un contacto para que me envíe 300 dólares y no tenga que comer aquí tres veces al día pan con porotos», le dijo al diplomático, que le hizo el favor. Desde entonces, el pirata hace que uno de los guardias le traiga algún plato de unos de los numerosos restaurantes que hay al otro lado de los muros.
A Mahmud le parece correcta la forma como los rusos e indios, así como Francia y Estados Unidos, intentan combatir la piratería. «Los altos rescates motivan a los piratas», dice. Lotf al Barati, el director de la guardia costera en Adén coincide pero agrega: «a largo plazo necesitamos un Estado fuerte en Somalia, sino no acabará nunca este tormento». (DPA)
POR ANNE-BEATRICE CLASMANN DPA
"Somos pescadores sencillos, que ganamos nuestro dinero trabajando duramente", dice Ahmed Abdallah Mussa, de 26 años, mientras se esfuerza por mirar de forma inocente. Aunque no le sale muy bien. Él y otros 21 presuntos piratas capturados por soldados de las marinas rusa e india durante los últimos cinco meses comparten ahora las celdas con ladrones y asesinos en la cárcel central de la ciudad portuaria de Adén, en Yemen. Pero los piratas dejan ver que se sienten superiores a ellos.
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