Análisis: El Estado no debe estar ausente pero tampoco matar

Más allá de lo que cada quien pueda pensar sobre el reclamo territorial mapuche y la respuesta del Estado, ayer se vieron dos versiones. El ministro Juan Cabandié insistió con el discurso de un diálogo que no surte efecto, mientras la Justicia y la Policía rionegrinas le ponían fin, por la fuerza, a una usurpación sin que se pierda de vista lo más importante, que es la vida.

El Estado nacional intentó hacer lo mismo hace cuatro años en terrenos federales de Villa Mascardi, con la comunidad a la que Cabandié pretende otorgarle el comanejo del área. Fue fatal porque los prefectos que entraron a la ladera del cerro donde los jóvenes se había recluido después de un desalojo fallido, mataron de un disparo por la espalda a Rafael Nahuel, de 22 años. Semejante desmesura ni siquiera tuvo el resultado que el gobierno de Mauricio Macri perseguía (anular la ocupación) sino que los encapuchados, con las fuerzas federales en retirada, avanzaron sobre otros predios del lugar y vandalizaron propiedades públicas y privadas.

Cuesta imaginarse un comanejo de ese sector del parque nacional Nahuel Huapi con un grupo que agrede, destruye e incendia.

Cuando el Estado es justo y eficiente en su intervención, el resultado es diferente.


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