Análisis: Esperar… 11-12-03
Miguel Saiz no se animó a ir más allá de un discurso de compromiso.
El mismo lo definió de pieza genérica de lo que quiere hacer desde el poder.
Suele argumentarse que asumir un gobierno no es espacio propicio para afirmaciones de contundencia.
Es un equívoco.
Muy por el contrario. El escenario es óptimo para clavar la pica en Flandes.
Y de ahí en más instalarse en la nueva arena con improntas y convicciones que emitan señales nítidas que hay un antes y un después.
Porque en política de poder, suele ser poco aconsejable no intentarse ser «después».
Saiz no lo vio así.
No es grave, al menos si no transforma el no ser «después» en una cultura o axioma del flamante gobierno.
Pero en su discurso está estampado un compromiso: conducir un gobierno honesto.
No es poco viniendo Saiz del poder que viene, tan sospechado de decisiones muy oscuras.
De ese compromiso Saiz hizo una constante en sus palabras.
Sólo resta esperar que no se defraude el crédito.
Nota asociada: Manda Saiz, que al asumir prometió un gobierno honesto
Nota asociada: Manda Saiz, que al asumir prometió un gobierno honesto
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