Análisis: La noche

Descomposición uniformemente acelerada de formas y estilos de dirimir diferencias en política.

Horfandad del gobierno nacional en materia de poder.

Protagonismo agónico por parte del presidente Fernando de la Rúa, que en un intento por legitimar vía consenso las nuevas medidas económicas, consultó al arco político-gremial y llevó más incertidumbre que certezas. Y la cosecha era anoche muy magra.

Confesiones de barricada que no miden los costos que producen y que ponen incluso cierta pincelada cómica al tenso panorama.

«Las medidas económicas no las va a anunciar hoy porque se le ha ido el día (al presidente», señaló con candidez ese hombre bonachón que es el flamante ministro de Trabajo, José Dumón.

Y para sumar más perplejidad, admitió que «puede haber más cambios en el paquete».

Abroquelamiento feroz del poder de los gobernadores.

Abroquelamiento apuntalado con un discurso preñado de irritación y emociones tan fuera de control, que avergüenzan a cualquier espíritu sensato. Para muestra vale un botón: «Si lo tengo a Cavallo frente a mí, lo mato a trompadas», chilló ese vehemente y bruto en sus definiciones que es el gobernador del Chaco, Angel Rozas.

Este era el panorama que mostraba anoche el mundo oficial anoche en Argentina.

Un país donde el resto de sus habitantes ya superó ampliamente su capacidad de asombro en materia de la insensatez con que suele manejarse aquel mundo.


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