ANALISIS: Legítima defensa y cobardía
Una vez más la justicia por mano propia y el exceso en la defensa de la propiedad divide a la ciudadanía, que mayoritariamente reconoce las carencias del servicio de seguridad pública, pero también reniega de los resultados de la justicia por mano propia.
En momentos en la seguridad es un bien escaso, aparecen en la sociedad algunos dispuestos a defender vida y bienes con los mismos métodos violentos que utilizan los asaltantes y agresores.
El derecho reconoce que, ante un delito en flagrancia puede actuar la fuerza pública, el damnificado, o lo que la doctrina denomina como clamor público, y los particulares están facultados para practicar la detención de un sospechoso, al que deben entregar en forma inmediata a la autoridad policial o judicial.
Sin embargo, los excesos en la modalidad de detención pueden significar otros delitos de acción pública, como en el presente caso, que también deben ser investigados y perseguidos de oficio.
No hay dudas de que durante estos eventos de represalia pueden ponerse de manifiesto la cobardía y los peores instintos de algunos individuos, que son capaces de ejecutar las peores acciones amparados en la impunidad que otorga integrar una turba.
Hay una mayoría de taxistas honestos que exponen su vida en el trabajo nocturno, dando la espalda a sus probables victimarios.
Es lógico que traten de ayudarse y protegerse entre ellos de esas agresiones, pero vale aclarar que son muy pocos los que dan noticias de los hechos delictivos que observan, teniendo los medios idóneos para hacerlo. (AB)
Una vez más la justicia por mano propia y el exceso en la defensa de la propiedad divide a la ciudadanía, que mayoritariamente reconoce las carencias del servicio de seguridad pública, pero también reniega de los resultados de la justicia por mano propia.
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